En Bugonia (2025), el director griego Yorgos Lanthimos toma las obsesiones de la actualidad, las entreteje de una manera absurda y nos entrega una película que es como una pieza de crochet confeccionada con hilo grueso gigante: algo grotesca, pero confortable.
Teddy (Jesse Plemnos) es un apicultor conspiranoico convencido de que Michelle Fuller (Emma Stone), directora ejecutiva de una importante empresa farmacéutica pertenece a una raza alienígena que tiene como objetivo acabar con la especie humana.
Una infancia desdichada, una madre víctima de un tratamiento experimental, la soledad y su preocupación por la enajenación y el colapso ambiental, reflejado en la extinción de sus amadas abejas, son el caldo de cultivo donde germina su plan maestro para salvar al planeta: secuestrar a Fuller para que le consiga una audiencia con el emperador de su planeta, Andrómeda, a fin de convencerlo de que los humanos merecen vivir.
Para cumplir la misión cuenta con la ayuda de un joven recluta: su primo Don (Aidan Delbis), quien con todo y dudas sobre los criterios y métodos de Teddy sigue sus instrucciones en una muestra de lealtad y cariño inquebrantables.
Casi sin esfuerzo los primos logran secuestrar a Michelle. Inconsciente la trasladan al escondite, el sótano de la casa de Teddy, y ahí le revelan sus intenciones. A ella le parece un disparate, no puede evitar burlarse, pero la crueldad de su captor le hará saber que no está jugando, por lo que tendrá que echar mano de todas sus tácticas si quiere salir con vida: amenaza, negociación, intimidación psicológica… nada funciona. Su último recurso es seguir el juego, confesar que es andromedana, sin embargo, a Teddy no le basta con que lo diga, tiene que probarlo.
Bugonia es una sátira de nuestra era digital, caracterizada por la desinformación y posverdad. La circulación excesiva de contenido manipulado, noticias falsas, citas inventadas o tergiversadas y memes han afectado el criterio de la gente al grado de que para muchos resulta imposible discernir entre la realidad y la ficción. Cada quien cree lo que quiere y puede encontrar datos precisos para probarlo y vivir en consecuencia.
Lanthimos se burla de todo eso, así como de la soberbia humana de creer que se puede solucionar algo y del desesperado afán de hallar sentido dentro del caos. Lleva su planteamiento al absurdo y el final deja clara su visión nihilista.
La musicalización, ni demasiado dramática ni demasiado ligera, enfatiza el tono que eligió el director para este trabajo, mientras que la fotografía aporta realismo y un sentido de actualidad que refuerza la verosimilitud de la historia y de los personajes. Emma Stone y Jesse Plemnos hacen el resto.
Dado que no es la primera vez que Yorgos Lanthimos elige a estos actores (es el cuarto protagónico de Stone con el griego y el segundo de Plemons) puede deducirse que se han entendido bien con él y ambos responden a su confianza con muy buenas actuaciones. Pero es sin duda Jesse Plemons el que más destaca, su gran mérito es hacer muy humano a personaje que fácilmente puede caer en lo caricaturezco y lo ridículo. En resumen, una película muy recomendable.