A Héctor Becerra Delgado

  • Lagunauta
  • Jessica Ayala Barbosa

Laguna /

¿Existe, pues, un mundo sobre el que tengo un dominio absoluto?

¿Un tiempo que ato con cadenas de signos?

¿Una existencia infinita a mis órdenes?

La alegría de escribir.

La posibilidad de hacer perdurar.

La venganza de una mano mortal.

Wisława Szymborska

Jessica Ayala Barbosa

“Write, he said”. En medio de todo el dolor que me embarga por la muerte de mi amado Héctor Becerra Delgado resuena esta frase con la que me animaba a escribir desde el inicio de nuestra relación. 

Para él siempre fui escritora antes que cualquier cosa. 

Me lo repetía incansablemente sin hacer caso a mis objeciones, y hoy que no está me es imperativo honrarlo atendiendo su deseo sin reparos, a pesar de que las manos desfallezcan con cada tap sobre este celular y cada palabra me despedace cual katana afilada.

Escribo esta colaboración a sabiendas de que no será la mejor, porque no estará él para leerla antes que nadie y corregir mis dedazos o compartirme sus respetuosas y siempre constructivas observaciones, no sin antes exclamar “¡Está chingona tu columna, amor!”. 

Estoy segura de que tampoco será la última que le dedique.

Tengo la cabeza, el corazón, el cuerpo, el alma llena de su amor, de su voz, de su calor. 

Nunca pensé que la felicidad que sentí a su lado fuera a lastimarme un día, pero si este es el precio que debía pagar por experimentar el poder de su luz, lo abrazo con dignidad y orgullo, pero sobre todo con gratitud.

Conocí a Héctor Becerra el 22 de abril de 2017. Dos días antes de integrarme formalmente al equipo de trabajo de Noticieros GREM me invitaron a un curso de locución que impartiría él. 

Cuando me saludó en el umbral de su Sala 1 nos abrazamos como si nos conociéramos de toda la vida. 

Dos meses después, tras intentar ignorar lo que sentimos en ese momento, terminamos confesándonos que nuestro mundo se cimbró a partir de ese instante. Bautizamos el evento como el “abrazo cósmico” y este 2022 celebramos el quinto año de esa mágica “synchronicity”.

Cinco años puede sonar a casi nada. Lo digo y me siento poca cosa en el libro de su vida, pero con Héctor aprendí a vivir en un tiempo sin tiempo en el que cada segundo se expandía ad infinitum, igual que nuestra existencia, igual que nuestro amor y nuestra plenitud. 

Me siento tranquila de habérselo expresado, me siento dichosa de que sintiera lo mismo.

“Tú me has dado la mayor de las felicidades posibles. 

Has sido, en todos los sentidos, todo lo que alguien puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices”. Virginia Woolf

¿Cuál será el homenaje que realmente honre tu vida, amor? Mi mente va de un lado a otro y no sé cómo debe de ser esta evocación. 

Lo único de lo que estoy segura es que necesito hablar de ti, mantener tu recuerdo vivo, que todos sepan del extraordinario hombre que acaba de dejar este plano terrenal para reunirse con su madre, su querido amigo Javier y los rockstars que lo acompañaron durante toda su vida y fueron su fortaleza en los años que se sentía como niño raro y “buleable” por ser tan nerd, tan freaky de los cómics, del rock, de los libros, del cine de horror y tantas otras “rarezas”.

Me es imposible elegir una sola faceta de tu vida para describirte. 

Digo: Héctor, el caricaturista, el baterista y compositor, el profesor, el crítico de cine, el locutor y productor de radio, el escritor, y me parece que es meterte en un traje que te queda chico. 

Eres un artista, eres un prodigio.

Te admiro por todo lo que hiciste y compartiste generosamente con el mundo, pero mucho más por ser el hombre que hasta el último día de su vida se esforzó por vivir alineado con lo que su corazón le dictaba, sin hacer caso a los “chips” que el mundo impone y que son ataduras para el potencial humano que cada uno de nosotros alberga.

Ya habrá tiempo de hablar de tu trabajo, hoy te honro hablando de ti como hombre, como compañero devoto que tuvo la valentía de “saltar sin red” para caminar a mi lado este tramo de vida y me ayudó a descifrar de un modo inigualable algo que mantuve enterrado durante muchos años: quién soy.

Escribiré, lo prometo. 

Será uno de los miles de homenajes que te haré día a día. Te amo por siempre, corazoncito bello. You rock!

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