Laguna y alcázar, rostros de Tampico

  • Desde la raíz
  • Jesús Guerrero Valdez

tampico /

tenía acaso seis años, cuando dos sucesos se quedaron presentes en mi vida, de eso hace ya unos añitos. Corría el año de 1974 y llegaba con mi familia de vacacionar. Viajamos en coche al puerto de Veracruz, y de regreso, el pequeño Jesús traía un fuerte dolor en el vientre; dolor que le hacía retorcerse y preocupar a sus padres.

Para nadie es una mentira, la laguna del Carpintero es y ha sido por mucho tiempo un punto de intensos olores -no es de ahora, es así desde que tengo conciencia-; y precisamente en aquel tiempo, aquello me quedó muy claro. Mi padre al volante de una camioneta familiar tipo vagoneta, agarró el Perimetral y, en el trayecto, los hedores mefíticos a pescado muerto arreciaban (en otros momentos mis hermanos bromeábamos y decíamos, llegamos a Buenos Aires, Argentina), y se quedaban en mi mente.

En su momento viró por la calle Doctor Carlos Canseco, esta nos sacaba directo al imponente “hospital viejo”, entonces no tan antiguo; si soy sincero, no recuerdo cómo llegue a la recepción del nosocomio; temían se tratara de apendicitis y tuviera que entrar a quirófano; el dolor me era insoportable.

Me veo arriba de una camilla, de esas altas, al menos para mi edad muy alta; y el médico, los enfermeros alrededor. Fui hospitalizado en este sanatorio icónico a los seis años y, mi mente recuerda como si fuera ayer ese momento; cómo el viento alzaba aquellas largas cortinas que dejaban ver las hilachas de algodón, sobre puestas a un azul celeste cegador... El edificio, fue un lugar estratégico para refugio durante las amenazas de ciclón para las colonias en zonas bajas.

Por qué me vienen a la mente esas dos imágenes; la de la laguna y el alcázar que todo lo domina desde su imponente y estratégica estructura. Ya no tengo seis años, soy un hombre y sé bien, desde que tengo memoria de la mortandad de peces, por salinidad o falta de oxígeno, pero también de su valor ambiental; y por otra parte, el antiguo establecimiento sanitario es importante, por su ubicación estratégica para rescate del pueblo en caso de emergencia.

Sobre la muerte de las casi 12 toneladas de peces, puedo decir, nunca había sucedido a tal grado; es preocupante por el bien de la sanidad local. Y ese edificio ahora inservible para otros, es parte de un paquete para lograr un crédito que habrá de usarse como inyección de inversión en el estado.

Una cosa u otra, son bienes que no se deben perder, que no deben enajenarse o abandonar. _

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