El reto de Sheinbaum: descolonizar la economía

  • Ajedrez económico
  • Jesús G. Reséndiz Silva

Tamaulipas /

En 2018, el entonces equipo (de transición) económico de la actual administración propuso diversas acciones que supuestamente responderían la pregunta hecha por algunos: ¿De dónde se sacaría el dinero para el plan de gobierno del Presidente?

En ese momento, dicho equipo encabezado por el ex secretario de Hacienda Carlos Urzúa planteó que era posible generar “ahorros” para financiar las propuestas del nuevo gobierno.

Se habló de que se obtendrían 500 mil millones de pesos mediante la eliminación o fusión de programas federales.

Lo que sugerían era una reestructuración del presupuesto público con el “espacio fiscal” que se tenía.

Expliquemos esto desde la óptica de un hogar: cuando queremos que nuestro dinero o presupuesto rinda, lo que hacemos comúnmente es una lista de mandado de lo que necesitamos descartando lo que no es útil o que ya tenemos en la alacena.

Asimismo, buscamos lugares donde esté barato, nos aseguramos de no dejar las luces encendidas de la casa, y nos apretamos el cinturón dejando para después algunas compras que pueden esperar.

Esa es la lógica aplicada al gobierno que propuso el equipo de economistas.

Además, se planteó establecer un Consejo Fiscal (CF) similar al Congressional Budget Office (CBO) de Estados Unidos. El objetivo era que este Consejo vigilara celosamente que el gobierno no gaste más de lo que recauda de impuestos, entre otras funciones. Tajante.

En este espacio nos opusimos tajantemente a tal propuesta. Ya que impediría proveer suficiente dinero público a las necesidades de la población.

Incluso, la economista Stephanie Kelton me respondió en X (antes Twitter) “¡No lo hagan!” cuando se enteró que en México se intentaba crear un CBO mexicano.

El tema llegó al presidente Andrés Manuel López Obrador. En su conferencia matutina del 11 de agosto de 2020, se le preguntó sobre la intención de algunos miembros de su partido y de otros de querer imponer un CF para quitarle atribuciones al poder ejecutivo sobre el gasto público y bloquear la agenda social.

AMLO respondió que no tenía información sobre el tema y que no creía que se fueran a usurpar las funciones del Ejecutivo. Dijo: “no puede haber ningún otro órgano que decida cómo ejecutar el presupuesto”.

Es decir, AMLO se opuso a este CF lo que fue un gran acierto y una batalla para nosotros ganada, hasta ahora.

Claudia Sheinbaum se ha convertido en la primera mujer presidenta del país. Y así como en 2018, existe la inquietud de responder otra vez la interrogante “¿de dónde saldrá la plata para hacerle frente a los desafíos de la nación?”

A diferencia de hace seis años, ahora la retórica se enfoca en la urgencia de realizar una reforma fiscal progresiva. Lo anterior está en sintonía con un movimiento internacional que busca la justicia fiscal.

Argumentan que, para hacerle frente a la desigualdad, pobreza, cambio climático, el envejecimiento de la población, el pago de pensiones, la inseguridad y en general cubrir las demandas de la economía, es necesario recaudar más impuestos especialmente de quienes más tienen.

Hablan de que la recaudación de México es baja con relación a otros países y que hay evasión fiscal.

El objetivo de estos grupos es noble. Definitivamente, la administración entrante debe tener toda una estrategia integral para enfrentar estos retos.

Sin embargo, cometen un grave error: ignoran o se niegan a aceptar que el gobierno mexicano no necesita de los ingresos fiscales para poder gastar, tal como lo señala la Teoría Monetaria Moderna.

Gravar más para reducir la desigualdad y a la vez usar estos ingresos para financiar políticas sociales es una equivocación brutal.

¿Significa que debemos depender de los que más tienen para tener un mejor país con más igualdad?

Necesitamos los impuestos. En la realidad, la recaudación fiscal tiene la función de destruir el dinero al volver este a su emisor (Banco de México).

Además, sirven para reducir el poder económico y político de quienes más poseen.

Pero decir que no hay pesos o que requerimos el dinero de los ricos para pagar lo que se necesita en pesos, es asustar a la gente con el petate del muerto.

Si Sheinbaum quiere darle a la gente el país que merece y pasar a la historia, tiene que abrir una discusión pública e incluyente encaminada a descolonizar el enfoque económico de México.

Un gobierno, sobre todo de izquierda, no debe caer en la trampa de encadenar su gasto a la recaudación fiscal o adoptar la visión financiera de un hogar.

Por el contrario, debe aprovechar todo el poder de su soberanía monetaria.


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