Hace ocho años, el hoy subsecretario de Industria de la Secretaría de Economía, Vidal Llerenas, me contrató para desarrollar, entre otras actividades, una estrategia industrial para México.
Le propuse transformar la estructura económica nacional mediante una política industrial moderna basada en la innovación tecnológica.
El enfoque metodológico de la investigación y estrategia se basó en todo el trabajo de la economista Mariana Mazzucato. Asimismo, los estudios de otra gran economista, la Dra. Gabriela Dutrénit, fueron pieza clave en la elaboración del proyecto.
El trabajo de Dutrénit permitió hacer un análisis preciso sobre la dinámica de la innovación en México y en otros países.
El proyecto se cocinó en casi dos años. En este tiempo hubo reuniones que lo fueron puliendo e intensos debates en los que se tenía que sustentar y defender la perspectiva metodológica propuesta.
Después de la revisión de Dutrénit y de hacer los cambios que ella me señaló, se entregó el borrador final.
En ese momento, el enfoque de Mazzucato aún no se conocía lo suficiente en ciertos sectores académicos y políticos.
También, se enfrentó al poder de las visiones convencionales sobre el papel del sector público en el desarrollo industrial global. Por lo que se caminó a contracorriente para tratar de incidir en el debate público.
Mientras que las perspectivas convencionales continúan abogando por una limitada intervención del sector público en la economía, Mazzucato provee evidencia sobre cómo los grandes avances tecnológicos han sido el resultado de la participación directa y estratégica de toda una red de instituciones públicas orientada a misiones específicas.
Finalmente, Mazzucato entró por la puerta principal. La semana pasada, la economista platicó con la presidenta Claudia Sheinbaum.
Igualmente, conversó con miembros del gabinete como los titulares de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Agencia de Transformación Digital, y del Consejo Asesor Empresarial de Presidencia de la República.
Esta última reunión tuvo el objetivo de establecer una agenda intersecretarial para fortalecer el Sistema Nacional de Innovación.
Lo anterior con el propósito de impulsar estrategias centradas en atender la soberanía alimentaria, el cambio climático, el derecho humano al agua, e impulsar polos de desarrollo en el país.
En entrevista para MILENIO Televisión, Mazzucato habló de la necesidad de instrumentar una política industrial como la que se propuso hace ocho años.
Es decir, una estrategia enfocada a solucionar los problemas del país mediante todo el poder de las instituciones públicas en estrecha colaboración con el sector privado y social.
El gobierno de la presidenta Sheinbaum dio un gran paso al escuchar a Mazzucato. No obstante, para transformar al sector público en uno emprendedor, como lo sugiere la economista, es urgente romper de raíz con el enfoque macroeconómico que ha desmantelado las capacidades institucionales.
Para que la metodología de Mazzucato logre los resultados esperados se necesita una pieza clave: un enfoque fiscal más ambicioso.
Se requiere una política fiscal que beneficie el equilibrio económico por arriba de la estabilidad presupuestaria, como lo propone la Teoría Monetaria Moderna.
La política industrial orientada a misiones tiene que ir empatada con una política fiscal orientada a misiones.
Solo con un presupuesto que inyecte una dosis masiva de gasto público se podrá movilizar lo necesario para concretar las misiones a desarrollar, considerando la disponibilidad de recursos reales que tiene el país y cuidando de no generar presiones inflacionarias.
Este es el antídoto que necesita México. Ojalá que el gobierno inicie un cambio real en la economía.