Terminó el actual sexenio. La presente administración generó una gran expectativa, sobre todo porque suponía un cambio positivo en el rumbo del país.
Fue una oportunidad que no logró replantear el camino para el establecimiento de una adecuada prosperidad para la mayoría de la sociedad.
Claudia Sheinbaum llega al poder con el propósito de dar continuidad al proyecto político iniciado en 2018. Sin embargo, sería un grave error hacer una segunda parte de dicho plan por razones muy poderosas.
Por ejemplo, se ha confirmado que la política de seguridad militarizada continuará. Esto es preocupante porque la violencia, inseguridad e impunidad en el país están desbordados.
En términos ambientales, apostar por la continuidad ubicaría a México en un severo colapso ambiental. Y es que, en el sexenio que está a punto de terminar, se privilegió a megaproyectos ecocidas mientras que el territorio nacional está desamparado ante los impactos del cambio climático.
Un caso es Tamaulipas, en donde hasta hace unos días la población del sur del estado sufrió los estragos de una brutal crisis hídrica. Prácticamente se secó el sistema lagunario que abastece la zona, afectando severamente la ya de por sí débil estructura social, económica y ambiental de la localidad.
Escuelas tuvieron que suspender clases por falta de agua, luz o infraestructura necesaria para proteger a los niños del intenso calor.
En las calles se veían personas yendo de un lugar a otro buscando lugares para rellenar sus garrafones o haciendo largas filas para obtener agua para beber en sitios con limitada capacidad de suministro.
Quienes tenían la posibilidad, viajaban a los estados de Veracruz y San Luis Potosí para abastecerse.
Las autoridades no reaccionaron con planeada anticipación, lo que generó un ambiente de vacío y vulnerabilidad.
Además, la ineficacia se justificó diciendo que fue una crisis nunca vista o culpando al medio ambiente. Sin embargo, se viene hablando o advirtiendo del cambio climático por 20 años.
Definitivamente la sequía es el resultado de dicho fenómeno, pero si las autoridades poseyeran visión ecológica, se hubiera tomado cartas en el asunto desde un principio para mitigar los impactos y proteger a la población de una crisis hecha por el ser humano. Afortunadamente, la tormenta tropical Alberto trajo un respiro a la región.
Seguir con la actual política fiscal es un error. Continuar con la austeridad en sectores importantes del país ha desbielado la estructura productiva nacional y generado mucho sufrimiento en áreas sensibles como en la salud y educación.
Sheinbaum debe urgentemente romper con el enfoque económico que ha desmantelado el motor productivo. Debe adoptar una visión económica ambiciosa que inyecte estratégicamente un gasto público masivo y que desarrolle la soberanía monetaria de México mediante una política industrial moderna, tal como lo propone la Teoría Monetaria Moderna.
Tiene que alejarse de la falsa idea de que su gobierno no tiene los suficientes pesos mexicanos para invertir en las demandas de la población.
La prosperidad compartida que plantea la próxima presidenta es posible si se rompe con lo que no ha funcionado y ha hecho daño.