Un triunfo extraordinario de la democracia está por ocurrir en México en las próximas elecciones. Un triunfo en donde ganaremos todos, que se resume en tres puntos:
El primero.
Claudia Sheinbaum Pardo ganará la presidencia de México, Clara Brugada el gobierno de la Ciudad de México y los integrantes de Morena y su coalición ganarán mayoritariamente en los diferentes cargos de elección popular en disputa, para así dar continuidad al segundo piso de la cuarta transformación que Sheinbaum Pardo resume en dos palabras: “Prosperidad compartida”.
Esto, además de cerrar con broche de oro el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, significa el triunfo del pueblo de México y la supervivencia y consolidación del Estado Mexicano que se define como democrático y representativo.
México para que exista como país, como Estado, como nación, requiere que el pueblo que lo constituye se autogobierne. Que los integrantes del gobierno sean legítimos y auténticos representantes del pueblo nombrados por el propio pueblo, sólo así somos una nación, sólo así somos libres, sólo así somos orgullosamente mexicanos.
Si los mexicanos no nos autogobernamos, si no somos nosotros los que nos dictamos nuestras propias leyes a través de nuestros legítimos representantes, no existiría el país como tal, seríamos una población controlada y explotada por un pequeño grupo minoritario, perderíamos la libertad y México como Estado dejaría de existir, pero eso no va a suceder.
El segundo.
Álvarez Máynez y su partido Movimiento Ciudadano también ganarán. En primer lugar, porque Álvarez Máynez no espera ganar la presidencia de la República, lo que pretende es quedar como la segunda fuerza política del país y es muy probable que lo logre pues mientras más se acerca el día de la elección la candidata del PRIAN se desploma con mayor celeridad y cede su lugar al candidato de Movimiento Ciudadano, por lo que también sería un gran triunfo para Álvarez Máynez y su partido.
El tercero.
Los partidos PRI, PAN y PRD, han gobernado ya en el país a niveles local y federal, con experiencias verdaderamente desastrosas, incluso traumatizantes, de las cuales podemos mencionar entre muchas otras; la matanza del dos de octubre de 1968 en Tlatelolco, el halconazo de 1971, la guerra sucia, el Fobaproa, el error de diciembre, la estafa maestra, los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, las múltiples devaluaciones, los procesos inflacionarios, las crisis sexenales, la entrega de recursos naturales a corporaciones extranjeras, el sometimiento a Washington, las corrupciones inmobiliarias en la Benito Juárez, las guerras declaradas en contra del propio pueblo de México, los robos del presupuesto, las alianzas con el Chapo Guzmán por parte de Genaro García Luna, Secretario de Seguridad de Felipe Calderón, la corrupción desbordada, la generación de la violencia, de los secuestros, de los homicidios, feminicidios, desaparecidos, los enriquecimientos ilícitos, etcétera, etcétera. La historia nos permite tener muy claro que estos tres partidos deben de salir de la esfera política mexicana, lo cual sería también un enorme triunfo de la ciudadanía.
Por lo cual esta elección es una gran oportunidad para todos los mexicanos, excepto para Xóchitl y su pequeño grupo que la respalda.
Ello sería una de las mayores fiestas democráticas en la historia de México. Así, en 1821 celebramos la independencia de México, el primer proceso de transformación; en 1859 la segunda transformación con la promulgación de las Leyes de Reforma que separó al poder eclesiástico del político consolidando a México como un estado moderno; el 20 de noviembre de 1910 celebramos el inicio de la Revolución Mexicana, como la tercera transformación y que dio origen a un estado social de derecho, a un estado de bienestar que promovía una economía mixta, un capitalismo viable; y el dos de junio de 2024 próximo, con el triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo se consolidará la cuarta transformación en México, con el restablecimiento y el resurgimiento del Estado Mexicano.