Con el advenimiento de la época neoliberal en todo el mundo, a partir de la caída del sistema socialista soviético, representado por la caída del Muro de Berlín en 1989, el PRI abandonó sus principios fundacionales de origen revolucionario y profundamente sociales y adoptó una política neoliberal, que no es otra cosa que el gobierno de las corporaciones en las que el Estado se hizo pequeño y abandonó sus responsabilidades sociales de procurar el bienestar de la población y que provocó en México y en el mundo una desigualdad sin precedentes y un desastre ecológico que amenaza la vida humana en el planeta. Aquí el PRI comenzó a decaer constantemente hasta llegar totalmente debilitado hoy en día al borde de la extinción.
Por su parte el Partido Acción Nacional, con tal de aferrarse lo más posible a los puestos de ejercicio de poder político, abandona también sus principios fundacionales que lo caracterizan,y sus dirigentes se encadenan ellos mismos a las sillas del congreso, se disfrazan de botargas de dragón, de socialistas, troskistas, comunistas, progresistas, bicicleteros, indígenas, liberales, revolucionarios, anti porfiristas, López Obradoristas, y todo aquello ha lo que se han opuesto siempre; además por si ello fuera poco, lloran, berrean, bravuconean y hacen berrinches, se cohesionan con los dirigentes priistas a los que tanto combatieron, o se someten a la conducción de un super junior que no representa más que a unas cuantas personas super ricas, todo ello en forma vergonzosa, traicionando y avergonzando a toda su militancia que con los ojos cuadrados no pueden creer los desfiguros de sus dirigentes y no se sienten ya representados.
El PAN hoy, como el PRI antes, abandona sus principios fundacionales, se aleja totalmente de sus militantes y con ello deja de ser una opción de derecha para la ciudadanía y para las clases medias. Por buscar el poder por el poder pueden acabar sin militantes, sin seguidores y aún más, sin registro.
Nuevas opciones saldrán para esta clase de votantes, quizá en Movimiento Ciudadano con la digna actuación de Samuel García en Nuevo León o con ciudadanos como Eduardo Verástegui. Ambos pueden, en un futuro cercano, ser dignos representantes de quienes no se avergüenzan por ser de derecha, conservadores, profundamente religiosos pero igualmente trabajadores, honestos y emprendedores.
Así el PAN agoniza, transformándose a pasos agigantados y junto con hoy su inseparable compañero el PRI, en un esqueleto de dinosaurio de museo.