Fin de la Doctrina Monroe

Ciudad de México /

En 1823 se emite en Estados Unidos bajo el gobierno del presidente James Monroe la Doctrina Monroe, que se resume en la frase “América para los americanos”, por la cual cualquier intervención en América de una potencia europea se consideraría una agresión a los Estados Unidos quienes intervendrían para repelerla.

Aunque al principio esta doctrina fue bien vista por las diferentes naciones latinoamericanas que por esos años alcanzaban su independencia de potencias europeas, con el tiempo y en el contexto de la guerra fría, decantó en la formación de un área de influencia de los Estados Unidos en donde este país se impondría como una fuerza hegemónica, la cual hizo valer apoyando incluso golpes de Estado y diversas dictaduras militares en América Latina entre ellas las siguientes:

Chile: Augusto Pinochet (1973-1988)

Argentina: Jorge Rafael Videla (1976-1981)

Paraguay: Alfredo Stroessner (1954-1989)

Bolivia: Hugo Banzer (1971-1978)

Nicaragua: Familia Somoza (1934-1979)

Haití: François Duvalier (1957-1971)

Cuba: Fulgencio Batista (1952-1959)

Guatemala: Carlos Castillo Armas (1954-1957)

República Dominicana: Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961)

En todos estos casos, estos obscuros personajes obtuvieron el poder a través de golpes de Estado, con el apoyo de los Estados Unidos, asesinando o desapareciendo a opositores, activistas y reprimiendo y aboliendo la libertad de prensa, la libertad política y quemando libros de opositores.

Poco a poco, los pueblos americanos se fueron liberando de las dictaduras impuestas por las oligarquías locales con el apoyo de los Estados Unidos, en primer lugar, a través de movimientos de liberación nacional o de procesos auténticamente democráticos, y en segundo lugar con el apoyo de otras potencias como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y en los últimos años de la federación rusa y sobre todo de China.

Esta situación es hoy en día más evidente y se profundiza más dado que Estados Unidos tampoco respetó la antigua área de influencia de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, al grado de buscar la expansión de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) a las fronteras de Rusia en Ucrania, lo cual es a todas luces inadmisible para Rusia, sin mencionar las más de ochocientas bases militares de Estados Unidos, decenas de las cuales rodean a la imponente China.

La consecuencia de la soberbia norteamericana será la presencia económica, política, cultural, y militar, cada vez mayor en el continente americano de China y de Rusia como ya lo hemos observado con la reciente ampliación del grupo de los BRICS que además de comprender a Brasil ahora también recibe a Argentina y estará por adherir a Venezuela, por lo que la doctrina Monroe ha llegado a su fin abriendo camino a un incierto destino todavía por construir por los pueblos y naciones de América Latina. Como declaró Salvador Allende unos minutos antes de ser vil y cobardemente asesinado, “Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.”

  • Jesús Torres Gómez
  • Notario 224 de Ciudad de México y fundador y profesor de la Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia.
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