La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
El artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece como máxima que: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.
En los últimos años, los mexicanos han llevado a cabo un importante proceso de democratización del Estado Mexicano.
En primer lugar, en el año 2018 con una abrumadora mayoría logró imponer en la presidencia de la República Mexicana al licenciado Andrés Manuel López Obrador, quien durante toda su carrera política mostró consistencia de su respeto y auténtica preocupación por el bienestar del pueblo de México. La defensa de los recursos naturales del país como el petróleo, el litio, incluso del maíz, y la procuración por el bienestar de los más abandonados y necesitados del país, y la denuncia constante de una clase política y económica corrupta, durante más de cuarenta años le ganó la confianza de la gran mayoría del pueblo mexicano quien logró imponerlo por fin en la Presidencia de la República en el año 2018.
Desde ese mismo año 2018 y ahora mismo el dos de junio del año en curso, el pueblo de México, con una mayoría aplastante, logró; por un lado, ratificar el proceso de conversión del Estado Mexicano de un estado neoliberal a un estado de bienestar y de prosperidad compartida al elegir a la primera mujer presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo y por otro lado; imponer una mayoría absoluta del partido Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión y en la casi totalidad de los estados de la Federación.
El único pendiente es el Poder Judicial, que al igual que algunos órganos autónomos, se han convertido en una especie de trinchera en donde se refugian integrantes de la antigua clase política que ha sido expulsada por el voto popular del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
El voto aplastante y masivo de los mexicanos en las urnas el pasado dos de junio del año en curso, nos va a permitir a los mexicanos hacer una reforma a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para establecer que los jueces del Poder Judicial de la Federación sean electos por voto popular, es decir, que el pueblo de México tome control de este poder de la Federación.
Con esa reforma al Poder Judicial, México se convertiría en un estado auténticamente democrático, los mexicanos alcanzaríamos una mayoría de edad política, seríamos verdaderamente libres pues nos daríamos nuestras propias leyes y seríamos nuestros propios jueces y ejecutores, alcanzando un nivel civilizatorio superior a la gran mayoría de los países.
Con esto, el pueblo toma el control del poder en México, como realmente le corresponde según el artículo 39 ya mencionado, y toma en sus manos la responsabilidad y construcción de su propio destino.
De lograrse estas reformas en los primeros días de septiembre, el quince de dicho mes en el icónico zócalo capitalino celebraremos, por un lado; un reconocimiento, despedida e ingreso a las páginas doradas de la historia gloriosa de nuestro país al licenciado Andrés Manuel López Obrador y por el otro; la enorme celebración de la verdadera consolidación de México como un pleno y auténtico Estado democrático.