Con el posible regreso de la derecha en México causa temor fundado el retorno de algunas políticas públicas como lo fue la guerra contra el narco de Felipe Calderón. Esa decisión de Estado sólo coadyuvo para hacer el negocio del narcotráfico mucho más atractivo, rentable y a la vez escalofriante.
En términos económicos el combate al narcotráfico con una guerra como lo hizo Calderón desplaza la curva de la oferta hacia la izquierda con lo cual el precio se eleva pues se encarece su producción, con un producto normal esto haría que la demanda del mismo bajara pues, según la ley de la demanda, a un mayor precio corresponde una menor demanda, en el caso de los narcóticos no sucede así, aunque el precio suba la demanda no baja o baja muy poco porque estamos frente a una demanda inelástica que no responde al incremento del precio pues está dirigida a un mercado en el cual el ochenta por ciento de los consumidores son adictos y no pueden dejar de consumir aun y cuando el precio suba pues sólo los consumidores casuales no adictos responderán al incremento del precio dejando de consumir.
De esta manera el consumo se mantiene casi intacto y los ingresos para los traficantes son inmensamente mayores lo cual provoca que haya más interesados en ingresar a este lucrativo negocio, por lo que, lejos de extinguir la actividad, la reaviva y promueve el ingreso de un mayor número de oferentes que buscan ampliar sus consumidores con productos cada vez más adictivos.
El problema se agudiza porque para poder pagar el elevado precio de los narcóticos los clientes adictos ansiosos incurren en conductas antisociales para poder adquirirlos, como el robo, o la prostitución tanto de hombres como mujeres provocando una mayor degeneración y degradación del tejido social.
Todo ello sin contar que la guerra contra el narco fue y ha sido la causa de las miles de muertes en México, de las fosas clandestinas, y del cementerio en que se convirtió el territorio nacional.
En suma, en la guerra contra el narco se hizo más lucrativo el negocio de los narcóticos, se incrementó el número de adictos, se degrado aún más el tejido social, se incrementó el número de muertos, de fosas clandestinas, y sólo ganaron los narcotraficantes, y los productores y vendedores de armas provenientes sobre todo de los Estados Unidos. Ojalá esto nunca regrese.
El esfuerzo del gobierno debe de enfocarse en una defensa de la población y de los negocios lícitos, y de un combate a las adicciones desde el lado de la demanda con un enfoque de salud pública con acciones que atiendan a la salud mental, de propaganda, educación y publicidad en contra de las adicciones y de actividades sustitutas a los jóvenes como el trabajo, el deporte, la música y el arte.
Mtro. Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia