El debate lleva ya décadas y ahora por la presidencia de la República se consolida Claudia Sheinbaum en el primer lugar con amplia ventaja y segura ganadora de la contienda presidencial.
Sus antecedentes como bailarina de ballet por catorce años y deportista de alto rendimiento como integrante del equipo de remo de la Universidad Nacional Autónoma de México le brindaron disciplina, fortaleza, resiliencia, templanza, un inmejorable estado físico y sobre todo carácter, que como bien decía Winston Churchill es el valor más importante pues sin él no se puede conseguir ningún otro.
Por otro lado, su inmersión profunda en los problemas políticos y sociales de México desde los siete años en que acompañaba a sus padres a dar de comer a los presos políticos del 68 en la cárcel de Lecumberri bajo el mantra “el pueblo unido jamás será vencido”, pasando por la defensa de la educación pública gratuita en los movimientos estudiantiles de 1986, y su respetable preparación como científica de primer nivel le dieron las bases suficientes para encontrarse con quien ha sido hasta ahora el mejor presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien la invita a formar parte de su gobierno en la Ciudad de México como Secretaria del Medio Ambiente y del gran movimiento de la Cuarta Transformación.
Es así como, desde hace casi veinticinco años, Claudia Sheinbaum ha dedicado su vida, sus conocimientos y capacidades al desarrollo de este proyecto de nación que ella resume muy bien en dos palabras; PROSPERIDAD COMPARTIDA, que implica un regreso al Estado de Bienestar y un abandono del sistema neoliberal que, dicho sea de paso, sólo provocó una gran desigualdad, violencia, emigración y la depredación del planeta al filo de la extinción de la raza humana.
Por otro lado, en segundo lugar queda el candidato Jorge Álvarez Maynez quien se presenta como una figura joven, su mayor ventaja es ser desconocido, pudiéramos decir casi virgen políticamente hablando, pues esa aparente inocencia podría ganar algún voto de los que no queriendo votar por Morena, se rehúsan a votar por la aberración política en la que se han convertido los partidos del PRI, PAN y PRD, tres partidos de probada corrupción a lo largo de la historia de México, lo suficientemente reciente y documentada como para olvidarla.
Xóchitl Gálvez por su parte, se rezaga al tercer y último lugar, al filo de la descalificación, pues muestra un deterioro físico que no le permitiría asumir una responsabilidad tan grande, pues las presiones de la presidencia seguramente le ocasionarían graves problemas de salud, al mismo tiempo que no tiene un proyecto de nación definido, sino ocurrencias aquí o allá. Se ve en redes sociales afirmando que cortará programas sociales, o presumiendo su consumo de marihuana y ayahuasca, o prohibir las micheladas para evitar la inseguridad, lo cual no está a la altura que el cargo de presidente de nuestro gran país México requiere y si le sumamos el dos de octubre del 68, la matanza del 71, las devaluaciones constantes, las crisis sexenales, la deuda externa, la entrega del petróleo y la electricidad y de nuestro mercado a los extranjeros, la estafa maestra, el fobaproa, los 43 de Ayotzinapa, la asociación del Secretario de Seguridad de Felipe Calderón con el cártel de Sinaloa, la falsa guerra contra el narco que convirtió al país en un cementerio, y la inseguridad desbordada y corrupción generalizada, de los partidos a los que representa, sumando a su hermana encarcelada por secuestro, pues más bien Xóchitl Gálvez se convierte en la gran posibilidad de los mexicanos para mandar al PRIANRD al basurero de la historia de una vez y para siempre.
Jesús Torres Gómez