Dos son las características de los estados modernos. La soberanía y el Estado de derecho.
La soberanía es una característica del poder del Estado que es supremo al interior e independiente al exterior. Esto quiere decir que al interior de un país no puede haber un sujeto, ente, o persona más poderosa que el Estado, ni una corporación, ni la iglesia, ni los medios de comunicación masiva.
Para poder controlar este poder tan inmenso, el mismo se dividió para su ejercicio en tres esferas de competencias: el Poder Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.
Por su parte, el artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece como uno de sus principios fundamentales y hasta fundacionales el de la soberanía popular en los siguientes términos:
“La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste….”
Por lo tanto, si el poder público dimana del pueblo y se instituye para su beneficio, es totalmente justificado y hasta obligado y necesario que sea el pueblo a través del voto quien elija al Presidente, a los integrantes del Poder Legislativo y también a los señores jueces que integran el Poder Judicial de la Federación pues los jueces ejercen el poder soberano en el área de su competencia.
Además, el trabajo que desempeña un juez federal a ese nivel, como defensores del pueblo de México es un trabajo político, pues la Constitución Política, como norma suprema es el lugar en donde se encuentran justamente la política y el derecho lo cual justifica totalmente y obliga a que dichos jueces sean electos por voto popular.
Así, por ejemplo, un Juez electo por una población que simpatice con el sistema neoliberal en forma mayoritaria, pues tenderá a favorecer a una corporación extranjera incluso sobre los intereses de la población y del país; mientras que un Juez que represente a votantes con una filiación más nacionalista o de conciencia social, que promueva la formación de un Estado de bienestar, pues favorecerá siempre los intereses de la nación y de los ciudadanos mexicanos. Caso concreto en México, el de la industria eléctrica, en donde un solo Juez con perspectiva neoliberal decidió unilateralmente suspender la Ley de la Industria Eléctrica en perjuicio del pueblo de México y en beneficio de unas cuantas corporaciones.
Por ello, es importantísimo que se apruebe la Reforma Judicial para entregar al pueblo el Poder Judicial cuyo ejercicio le corresponde conforme al artículo mencionado de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Por último, cabe traer a colación, que la experiencia de designar ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por voto popular indirecto, conforme a lo que disponía la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, fue todo un éxito pues los ministros, así electos, fueron los mejores ministros de la época, entre ellos encontramos ni más ni menos que al héroe de la patria, don Benito Juárez, junto con otros importantes juristas como, Sebastián Lerdo de Tejada, José María La Fragua, Vicente Riva Palacios, Ignacio Vallarta, Ignacio Manuel Altamirano, José María Iglesias, Ignacio Ramírez, el famoso Nigromante y León Guzmán, entre otros.