El PRD llega fortalecido al proceso electoral de este año. Hemos aprendido de nuestros errores y atendido las críticas y señalamientos de la ciudadanía. Hoy el PRD no depende de un caudillo, hoy somos la suma de capacidades de diversos liderazgos y caminamos de la mano de la sociedad; hoy refrendamos que somos la izquierda progresista y democrática de México, que encabeza la lucha por la defensa de las instituciones democráticas.
En 2018 López Obrador ganó por amplio margen, pero desde su perspectiva no era suficiente poder. Así, en colusión con Morena y sus otros aliados, el entonces presidente electo orquestó un fraude a la Constitución: por medio de una estrategia truculenta, Morena logró una sobrerrepresentación de 15.7 puntos porcentuales en la Cámara de Diputados, lo que le permitió integrar una mayoría absoluta, algo que no sucedía desde 1994.
En ese momento advertimos que, ante esta nueva configuración política –que no representaba la verdadera voluntad del electorado-, era evidente la intención de López Obrador de querer concentrar mayores poderes en uno solo, el Poder Ejecutivo, sin contrapesos y sin límites, lo que ponía en serio riesgo los avances democráticos que habíamos construido especialmente durante las últimas cuatro décadas.
Desafortunadamente, esa advertencia no tardó en volverse realidad. A los pocos días de haber tomado protesta como presidente de la República, López Obrador, desde su púlpito mañanero, amplificó su discurso descalificador y amenazador en contra de los partidos políticos y gobernadores de oposición, el Poder Judicial, los órganos autónomos y líderes de opinión, consolidando un escenario de polarización, de división, en un contexto de crisis de salubridad en el que era primordial mantener la unión de la federación y actuar en conjunto. Además, López Obrador comenzó el desmantelamiento permanente de las instituciones democráticas. Por citar el ejemplo más reciente, la amenaza hacia los consejeros del INE de quitarlos de su cargo y llevar a juicio político al consejero presidente por haber aprobado un acuerdo con el que se busca hacer efectivo lo que mandata la constitución sobre el límite máximo porcentual de sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados.
Indiscutiblemente, la intolerancia y el ataque a las instituciones democráticas no son propias de una izquierda democrática. Por eso, sostengo que López Obrador no es de izquierda, como tampoco su gobierno; es un dictador y conforme avanza su gobierno acentúa más su vena autoritaria.
Ante esta situación extraordinaria y de peligro que vive nuestro país, atendimos conscientemente el llamado a sumar esfuerzos y formar un amplio frente entre sociedad y partidos políticos para detener el deterioro democrático. Así nació Va por México, una alianza extraordinaria e inédita entre el PAN, PRI y PRD y que se fortalece con la participación y representación de importantes grupos de la sociedad civil organizada.
El objetivo de la coalición Va por México es generar una nueva correlación de fuerzas en nuestro sistema político, ganar la mayor cantidad de gubernaturas y ganar la mayoría en la Cámara de Diputados para hacer valer el principio básico democrático de la división de poderes, detener el deterioro de la república y consolidar una democracia que repercuta en el bienestar social. Tenemos confianza en lograrlo, cada día que pasa más gente se suma a nuestro proyecto. Morena no es invencible, lo vimos en las elecciones del año pasado en Hidalgo y Coahuila. En estos más de dos años de gobierno, López Obrador y Morena han demostrado que no saben gobernar, que son pésimos para dar resultados. La ciudadanía está harta de sus excusas y pretextos.
La coalición Va por México es nuestra última oportunidad para detener el deterioro de la democracia. Va por México es uno de los últimos frentes que le quedan a la sociedad y hay que hacerla valer.
Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD
@Jesus_ZambranoG