El próximo 24 de julio de 2020 el telón se abre. A un año de los JO de Tokio hoy sabemos que el Estadio Olímpico está al 90% y que el centro acuático contará con tecnología de protección antisísmica. Son dos de las 43 sedes que en su mayoría serán temporales o reutilizadas. 110 jefes de Estado al momento son los que planean asistir a la inauguración, cautivados sin duda por palabras de Thomas Bach, cabeza del COI, declarando que los preparativos son los mejores de la historia. Pero la demanda excede la oferta. 7.5 millones de locales aplicaron por boletos en la primera fase y 3.2 ya se vendieron, por lo mismo los costos se dispararán. La organización se preocupa por evitar el congestionamiento vial y del metro, a la vez que busca como tratar de controlar algo tan inestable como el clima, ya que se prevén altas temperaturas. Por lo menos en cuestión de patrocinios locales se han superado los tres mil millones de dólares, récord por mucho superando pasadas ediciones. Esto debe ser un respiro considerando que se están gastando un estimado de 20 mil millones de dólares, 70% dinero de los contribuyentes. Aquí se asoma una tendencia que se ha convertido en una bola de nieve que cada vez va creciendo más. No solo se trata de esta próxima edición, pero cada vez más ciudades se dan cuenta que los beneficios de realizar la justa a corto plazo son pocos y a largo difícil de pronosticar. Los casos como Atenas o Río de Janeiro que cayeron en una crisis económica y social, han llevado hoy a un grupo de activistas de distintos países a una cumbre anti Juegos Olímpicos. Campañas como Hangorin no Kai“No a los Juegos Olímpicos”, cuestionan gastos, problemas ambientales y de vivienda con los que se tiene que atravesar. Representantes de pasadas justas y hasta de Los Angeles 2028 se manifiestan. Recordemos que si no fuera porque Boston, Budapest, Hamburgo y Roma se retiraron como sedes por las protestas, la ciudad californiana no hubiera ganado tan fácil, ya que el Comité se quiso asegurar más allá de París 2024. El problema cada cuatro años no es solo que los costos siempre incrementan, si no que los vínculos con la corrupción no faltan. Hace unos meses Tsunekazu Takeda, el director del Comité Olímpico Japonés, tuvo que renunciar tras verse implicado en la compra de votos para conseguir la sede. Lo positivo a un año es que se prevé que la participación de las mujeres alcanzará casi a la paridad la de hombres y las naciones que no promuevan esto, sufrirán en el total de medallas. Pero Tokio es sin duda sinónimo de experiencia. La justa del 64, la primera que se vio a nivel internacional, sentó precedentes al mostrar lo futurista de la ciudad y la reconstrucción de Japón tras la Segunda Guerra Mundial. Yo por lo menos espero con ansías saber que sigue para el país nipón en los próximos 55 años.
A un año de Tokio
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Jimena Rodríguez
Ciudad de México /
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Otra bofetada para las atletas transgénero
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Concentrémonos en ellas
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