aquel primero de junio de este año inició lo que el gobierno federal llamó “la nueva normalidad”, permitiendo la reactivación de ciertos giros comerciales así como de algunos espacios públicos.
La medida no aplicó en todo el país; sin embargo la mayoría de la población, harta del encierro por la cuarentena que inició en el mes de marzo, decidió salir en masa a la calle.
En Tampico se pudo notar el relajamiento en un punto como el paseo de la laguna del Carpintero, donde las personas llegaron para ejercitarse o simplemente caminar, algunos con y otros sin cubrebocas. A partir de ese momento empezó una escalada de contagios, hablando por Tamaulipas, que llegó a preocupar a las autoridades de Salud al grado de implementar medidas más rigurosas como el no circula y la extensión del semáforo rojo en las principales ciudades del estado.
El coronavirus no estaba dando tregua y la mencionada nueva normalidad no ayudaba.
No sé en qué momento se creyó que la enfermedad ya se había ido, que ya se enfermaron los que se tenían que enfermar y ya murieron los que tenían que morir, según las ideas de algunas personas.
El clamor de los sectores productivos fue tan insistente que las autoridades no pudieron alargar más las prohibiciones y tuvieron que elevar las fases en zonas como el sur.
La presión ha sido tal que tuvieron que abrir la playa Miramar, principal imán turístico de la región, para reactivar una lastimada economía local.
A manera de prueba, el máximo paseo empezó a recibir visitantes y con ellos los primeros resultados, en su mayoría negativos.
Al día siguiente de su reapertura se pudo apreciar basura tirada en la arena, desde bolsas, botellas de plástico y uno que otro cubrebocas. No se terminó de cumplir el plazo de prueba y el presidente municipal de Ciudad Madero, Adrián Oseguera Kernion, confirmó que un comerciante de la playa resultó positivo de covid-19, quien además había participado en manifestaciones sin tomar las medidas sanitarias de rigor.
No se necesita ser un experto en epidemiología como para saber, por sentido común, que Tamaulipas y México volverán a sufrir una nueva oleada de contagios, similar a lo que está ocurriendo actualmente en importantes ciudades de Europa, donde están recurriendo directamente al confinamiento total y a los toques de queda.
En los últimos días ya empezamos a ver un leve repunte en los casos, pero según especialistas médicos será a mediados o finales de noviembre cuando Tamaulipas resienta los estragos del terrible rebrote, tal como se anticipó.
Pese a ello, las actividades buscan normalizarse y a este paso, por supuesto que huele a semáforo rojo de nueva cuenta.
Aún estamos a tiempo para que no tiemble la mano y se tomen medidas drásticas, ante los inevitables cierres.
Lo sabían y no hicieron nada. _