La privatización del espacio exterior, ese que empieza en cuanto se adelgaza nuestra atmósfera, ya incluye la reconversión del planeta Marte en un bien raíz. Para el año 2050, calcula Elon Musk, Marte tendrá una población de un millón de terrícolas adinerados porque, de otra forma, no podrán pagarse el viaje y la mudanza interplanetaria.
Musk tiene muy claro el horizonte de nuestra especie, contempla sólo dos posibilidades, permanecer aquí esperando pasivamente la extinción de la humanidad, o mudarnos de planeta transfigurados en una “especie cósmica” (como si la Tierra no fuera parte del cosmos).
En el espacio exterior empieza a librarse la gran batalla del capitalismo, no salvaje sino fratricida, porque van a pelearla cuatro gatos multimillonarios. Vivimos en una era dorada en la que todo puede comprarse allá arriba, desde el asteroide B-612 de El principito hasta Venus, que es la morada de Quetzalcóatl.
Pero ese vasto espacio capitalista que todos contemplamos, radicalmente desinformados y con mirada boba, fue en el siglo XX un vasto espacio comunista.
Hubo, en 1920, una peculiar conversación entre el escritor H.G Wells, invitado a la Unión Soviética por Máximo Gorki y Lenin, de la que nos cuenta Michel Nieva (Ciencia ficción capitalista, Anagrama, 2024). Lenin habló animadamente de la novela de Wells La máquina del tiempo, pero en La guerra de los mundos detectó un conflicto, digamos, ideológico, porque los extraterrestres (que en la novela son sanguinarios como colonialistas ingleses puesto que eran una civilización más adelantada que la nuestra y “de acuerdo con la doctrina marxista del avance indeclinable de la historia” tendrían que haber sido comunistas) si contaban con esa tecnología intergaláctica era porque ya habían “superado las injusticias capitalistas y alcanzado una organización igualitaria y socialista”.
Al espacio, en realidad, le está pasando lo que lleva un siglo pasándole a personas e instituciones de la Tierra: los extraterrestres comunistas de Lenin han terminado convertidos en los alienígenas capitalistas de Elon Musk.