Metafísica del beso

Ciudad de México /
¿Cómo vamos a conocernos sin los besos? (EFE)

Los besos están prohibidos. La pandemia ha subvertido el orden: desde el punto de vista de la salud pública hoy es más peligroso el beso que el coito.

Es peligrosa hasta la palabra dicha demasiado cerca de la cara del otro; a todos los filtros, culturales, sociales, psicológicos que lleva la palabra que se dice, ahora hay que añadir el filtro físico del cubrebocas.

¿Cómo será el mundo sin besos? A mí me parece inconcebible, pero quizá no lo sería tanto para alguien que viniera de más lejos, de hace dos siglos, por ejemplo, de esa época en la que el beso en la boca no era parte de la cultura; de cuando el beso no se había inventado, digámoslo así.

Los primeros besos aparecieron por escrito en los poemas, en las novelas, son criaturas literarias y, más tarde, y sobre todo, fueron hijos del cine. Humphrey Bogart y Lauren Bacall nos enseñaron a besar. Bogart también nos enseñó a beber y a fumar. Hagamos la cuenta de lo que nuestra oralidad le debe a sus películas, y observemos que en este nuevo mundo ya no podemos compartir ni un cigarro, ni un vaso, ni un beso.

Frente al beso, compartir es una palabra clave: comparto mi boca contigo, tú compartes la tuya conmigo y el cuerpo deja de ser uno, crece, se expande: se reparte en el otro.

¿Qué será de nosotros sin la cercanía de otra boca?, ¿sin ese código indispensable que lleva el aliento? El aliento es el espectro físico de las palabras, es el emisario del interior de la otra persona.

A través del beso nos metemos al cuerpo de la amada, y ella al nuestro; ahí, desde el fondo de cada uno, empieza el diálogo; la boca es la puerta a la intimidad, quien te besa se mete en ti pero también te deja entrar. Quien te besa en la boca lo sabe todo: sabe de verdad quién eres y sabe a qué sabes. Te veo, te escucho, te toco, te huelo y, en cuanto te beso, se cierra el círculo: sé a qué sabes.

¿Cómo vamos a conocernos sin los besos? Sin besarla nos vamos alejando de ella, se va destejiendo la intimidad, nos vamos quedando solos, rumiándonos hasta el tuétano con nuestra propia boca.

  • Jordi Soler
  • Es escritor y poeta mexicano (16 de diciembre de 1963), fue productor y locutor de radio a finales del siglo XX; Vive en la ciudad de Barcelona desde 2003. Es autor de libros como Los rojos de ultramar, Usos rudimentarios de la selva y Los hijos del volcán. Publica los lunes su columna Melancolía de la Resistencia.
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