Premiamos a quien no descansa, al ocupado, al que manda más mensajes, intensidad y velocidad a tope todo el tiempo. La mejor manera de mantener esto puede ser contraintuitiva y puede requerir periodos de descanso. Recargar nuestras baterías físicas y mentales para volver con más energía y nuevas ideas.
La naturaleza en general funciona así: las semillas tardan en germinar, al campo se le rota y los animales hibernan. Lo que parece improductivo, más bien es algo que se está regenerando, preparándose para regresar con más fuerza.
En ejercicio se utiliza la periodización, que es un esquema para planear entrenamiento con tiempo para subir la intensidad y semanas de reposo de recuperación. Las semanas de reposo son parte fundamental del ciclo de entrenamiento. En lo personal, uso 3 de ascenso por 1 de descanso cuando estoy entrenando.
Igual se han demostrado los beneficios del ayuno en nuestros cuerpos para darle una pausa y descanso a las células y a nuestra microbiota. Después de mucho experimentar, yo he llegado a lo que mejor me funciona: 8 horas de ventana para alimentos, por 16 horas de ayuno y reposo.
Si la vida está compuesta de estos ciclos: ¿por qué están tan mal vistas las vacaciones y el descanso? Puede ser por el abuso y cuando un estado pasivo y de confort se convierte en la norma.
Cuando nos alejamos de nuestras rutinas, creamos espacio para pensar. Las mejores ideas salen cuando nos estamos bañando, caminando tranquilamente o solo viendo un atardecer.
Los beneficios se extienden más allá del bienestar individual. Las empresas que fomentan descansos regulares ven una mejora en la moral de los empleados, mejores ideas de innovación y un mejor rendimiento general.
En un mundo que a menudo equipara ocupación con productividad, abrir el concepto de descanso es un acto contrario. Es una afirmación de que nuestro valor no se deriva únicamente de lo ocupados, sino de nuestro ser completo, incluido el descanso, juego y exploración de nuevos temas que nos interesen.
Desconectar no es una retirada de la vida, sino un paso hacia vivirla más plenamente. Las vacaciones sirven como poderosos recordatorios de lo que importa. Nos hace valorar lo que tenemos en nuestra vida diaria, fortalecer relaciones y regresar con más fuerza y nuevas perspectivas.