Un trabajo sin trabajo

Ciudad de México /
La idea es automatizar tareas rutinarias. E. GAILLARD/REUTERS

En 1950, Isaac Asimov escribía nueve cuentos que se convertirían en el libro Yo, robot. Cada cuento cubría diferentes aspectos de la relación que iba a surgir y los dilemas éticos al incorporar robots dentro de la sociedad humana. Hoy más que robots, la discusión es con inteligencia artificial y el impacto que tendremos en el mercado laboral y las capacidades necesarias para crecer dentro de una empresa.

A corto plazo, es probable que la IA sustituya humanos al automatizar tareas rutinarias. Este cambio llevará a la pérdida de empleos mientras las industrias aprovechan la eficiencia y precisión de la IA. Esta fase transitoria puede ver un hueco temporal antes de que las nuevas industrias maduren para absorber la fuerza laboral desplazada. 

Preparémonos para que surjan los críticos y se ataque el beneficio de la IA para los humanos. A fin de cuentas, a nadie le gusta ser desplazado. Parece ser el precio que tenemos que pagar para aprovechar esta tecnología en un futuro (similar a lo ocurrido durante la Revolución Industrial).

Mirando a largo plazo, se espera que la integración de la IA en varios sectores impulse la productividad y fomente el crecimiento económico (similar a los efectos de la electricidad y la computación). La IA promete automatizar tareas tediosas, permitiendo a los humanos concentrarse en mejores tareas y brindarnos mayor libertad.

El futuro de la IA en el mercado laboral sugiere que la adaptación es crucial. “La IA no reemplazará tu trabajo, pero alguien que utilice la IA va a hacerlo”, destacando la importancia de abrazar el aprendizaje y la innovación. Nos espera una paradoja: la IA destruirá millones de empleos en el corto plazo para crear millones en el mediano y largo plazos. Esto creará desajustes, presiones sociales e iniciativas de los reguladores para contener el efecto.

Hoy es el mejor día para empezar a experimentar con IA. Escriban e intercambien ideas con ChatGPT, dibujen y hagan creaciones en Midjourney o Dall-E, intenten programar con la ayuda de CoPilot o simplemente cambien su navegador de Google por Perplexity. Estas herramientas que menciono serán sustituidas en breve por otras múltiples veces más poderosas (lo mismo que pasó con las computadoras), pero el día para empezar es hoy. Para los que no se suban a esta ola de inmediato, puede ser demasiado tarde en unos meses. 

La productividad se concentrará en unos pocos que dominen interactuar con esta tecnología, creando más desigualdad y frustración en el otro lado del espectro. ¿En qué bando les gustaría estar?

La ficción de Asimov nunca estuvo tan cerca de la realidad, lo que estamos por ver son los efectos sociales.


  • Jorge Combe
  • Cofundador de DD3
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