Estamos viviendo un verano con Eurocopa, Copa América, Wimbledon y Juegos Olímpicos. Casi todos al mismo tiempo. Difícil de mejorar para los que nos gustan los deportes. De igual manera, los equipos de deportes se venden en precios récord y las audiencias solo mejoran. Ante este auge: ¿podemos estar viendo el máximo de los deportes?
La tecnología CRISPR y los avances en la ingeniería genética pudieran ser el verdugo de los deportes. Esta tecnología permite editar genes, abriendo la puerta a un futuro donde los atletas pueden ser mejorados a niveles sobrehumanos. En unas pocas décadas podríamos presenciar la primera generación de atletas genéticamente modificados compitiendo en el escenario mundial.
La promesa de la ingeniería genética radica en su capacidad para mejorar las capacidades humanas más allá de lo natural. Al editar genes responsables del crecimiento muscular, la resistencia y las funciones cognitivas, podríamos ver el surgimiento de superatletas más parecidos a máquinas. ¿Tiene chiste ver a un velocista corriendo los 100 metros en menos de seis segundos con el uso de modificación genética? o a un futbolista que nunca se cansa o basquetbolistas que brinquen mucho más que los actuales. Los deportes se pueden volver más shows tecnológicos que demostraciones humanas.
Una corriente de pensamiento argumenta que el surgimiento de atletas genéticamente modificados marcará el fin de los deportes competitivos tal como los conocemos. La esencia del deporte radica en la competencia natural entre individuos que han entrenado sus habilidades innatas. Si estas habilidades se mejoran artificialmente, el campo de juego ya no está nivelado y termina el espíritu de competencia.
Por otro lado, algunos argumentan que los atletas genéticamente modificados podrán inaugurar una nueva era de deportes sobrehumanos, haciendo las competiciones aún más emocionantes. De esta manera, podríamos presenciar hazañas que una vez se consideraron imposibles. Esto sin dejar de lado los cuestionamientos éticos donde las mejoras genéticas pueden representar que los individuos o naciones más ricas obtengan una ventaja inalcanzable.
En 10 o 20 años no sé si habrá deportes como los conocemos actualmente, el dopaje y modificación genética los van a cambiar (no sé si para bien o para mal). En lo que llega este futuro, voy a mi sillón, prendo la tele y cómodamente veo los partidos, agradeciendo haber nacido en esta época para apreciar el arte en estos atletas naturales.