Es lamentable. El gobierno estatal, surgido de Movimiento Ciudadano, de plano no parece tener idea de hacia dónde ir con la gestión de la cultura, a más de dos años de Administración. Y en medio de la pandemia.
Apenas decidió el gobernador remover el miércoles a Giovana Jaspersen como titular de la Secretaría de Cultura estatal, y la dejó en manos de Susana Chávez, quien mostró, cuando estuvo al frente de Cultura del ayuntamiento de Guadalajara, sus limitaciones para cubrir ese cargo.
Además, se contrató a una institución de Inglaterra para que venga a decirnos a los jaliscienses cómo promover nuestra cultura, aunque desconozca nuestra historia, nuestra raíz y a nuestros autores y artistas.
Extrañan estas determinaciones porque, al menos el secretario de Gobierno, Enrique Ibarra, es una persona preparada, con cierto conocimiento del medio intelectual de Jalisco y se esperaría que brindara una asesoría adecuada en esta materia.
Giovana Jaspersen llegó con buena voluntad (aceptemos) y mucho ánimo (fue visible), trató de cumplir una serie de buenos propósitos y generó “cuatro ejes” de trabajo; pero, sin conocimiento de las raíces históricas de Jalisco, sin identificación con el medio, con limitada capacidad de diálogo y sin claridad administrativa es difícil dirigir la actividad cultural de un estado tan rico en cultura como Jalisco.
Tras su paso, hay mucho por reconstruir.
Primero, devolver al patrimonio cultural intangible de Jalisco los programas y actividades que simplemente eliminó: el festival Onésimo González, la bienal María Izquierdo, los martes musicales, los miércoles literarios y un largo etcétera.
Pero, principalmente, retomar el diálogo con una gran parte de eso que llamamos la comunidad cultural de Jalisco.
Los tiempos nuevos requieren nuevas fórmulas. La vida ya cambió y la Secretaría de Cultura debe convertirse en instrumento para enriquecerla. No sólo propiciando que los artistas obtengan recursos, sino estimulando movimientos que lleguen a la gente, tan necesitada de saber y de entender el mundo en una forma distinta a la que exige la pandemia.
Ahora, a diferencia de los tiempos de antes, deberán abrirse nuevos foros, virtuales en su mayoría, para las reuniones; foros en línea, capaces de servir de espacio para la comunicación, para la exposición, para los encuentros.
Luego, habrá que reconstruir el programa de publicaciones. Jalisco durante decenios fue ejemplo por sus autores y sus ediciones. Hoy no hay programa. Las colecciones que rescataron autores y las que difundieron a nuestros grandes escritores fueron olvidadas. Las que mostraban a los nuevos talentos locales, también. Hoy es tiempo de un nuevo programa que priorice ediciones en línea, sin olvidar los libros impresos..
Finalmente, en materia de funcionarios de cultura, urge rectificar. Hay personajes de alta estatura aquí mismo, en Jalisco. Gente capaz, con conocimiento del medio, de la historia, de las artes. El cambio de Giovana era esperado. La llegada de una secretaria o secretario de alto nivel cultural y operativo, también. Jalisco ya lo merece.