Recordar a los seres queridos que se han ido nos hace sentir su ausencia y, no obstante, vivirlos de una manera trascendental que va más allá de la muerte.
El espíritu de nuestros muertos se fija al conmemorarlos; se mantiene presente su recuerdo, que nos conforta y nos ayuda a conservar vivo el vínculo emocional, y a honrar su vida y su legado.
Es mi deseo evocar en este espacio a mis seres queridos que se fueron de este mundo: a mis padres Pedro Torres González y Cipriana Castillo de Torres; así como a mis hermanos Yolita, Nemesio, Ernesto, Oralia, Atilano, Horacio, Ernesto y Alma Torres Castillo.
A todos mis maestros del Instituto “18 de Marzo” y de la Facultad de Derecho de la UNAM, entre los que destaco a dos ilustres referentes: el maestro Antonio Hernández y Souza y el maestro Jorge Gabriel García Rojas, maestro y presidente del jurado de mi examen profesional en la Universidad Nacional Autónoma de México.
A mis inolvidables compañeros del glorioso Instituto fundado por el ex presidente Lázaro Cárdenas: Rodolfo López Estrada, Juan Antonio Santoyo Valles, José Francisco Rocha Rodríguez y Leopoldo Morales Arguijo.
Hago un homenaje sincero a mis distinguidos y queridos periodistas: Francisco L. Rodríguez, Alfonso Ramírez Leyva, director y reportero del diario La Opinión; Don Antonio de Juambelz, Director General de El Siglo de Torreón, Higinio Esparza, Juan Ramos Reyes y Sergio Luis Rosas, reporteros del mismo diario.
De la organización ciudadana “Unidos por Gómez Palacio” nos dejaron un enorme vacío: Rosina Guerrero, Manuel Ramírez López, Enrique Ochoa Gutiérrez, Don Guillermo V. Zamudio, Salvador Tostado, Mauro Reyes y Jesús Valero.
Pero sin duda, el vacío más grande en la política y en la amistad es para mí Porfirio Muñoz Ledo, un mexicano superior de este y de todos los tiempos.
Posdata:
Pitágoras decía que cada vez que honramos a los muertos, le damos un nuevo significado a lo que fue su vida.
Hoy he recordado a mis padres, a mis hermano y a mis amigos que ya no están entre nosotros.
Su recuerdo está presente en la memoria y en el sentimiento de nuestro ser. En el retorno a nuestro solar nativo, honramos su existencia y el valor de su calidad humana.