Esta mañana recordamos a dos mexicanos excepcionales: don Eugenio Garza Sada y don Eugenio Garza Lagüera. Así como a nuestro queridísimo Daniel Rodríguez Cofré por tantas enseñanzas. Daniel nos ha dejado un gran ejemplo de disciplina, enfoque humano y visión estratégica. Fue una persona y un líder extraordinario, a quien vamos a extrañar mucho y a recordar siempre.
Inspirado por la trascendencia de la dignidad de la persona y el valor del espíritu humano, don Eugenio Garza Sada se dedicó siempre a trabajar por los demás. Su legado como hombre austero y sencillo, empresario social y constructor de instituciones ha perdurado por generaciones.
Tras recibir una gran preparación académica en el MIT, don Eugenio se forjó en el trabajo y en el contacto cotidiano con los colaboradores de la Cervecería. Como hombre de negocios, fue visionario para integrar empresas, diversificar productos, innovar procesos y ampliar mercados. Su éxito le hubiera permitido dedicarse por completo a administrar y engrandecer la compañía, pero su sensibilidad y su compromiso social iban más allá: era un convencido de que las empresas debían procurar beneficios para toda la sociedad, empezando por los trabajadores, cuyo bienestar impulsó a través del ahorro, programas de alimentación y vivienda y el establecimiento de la Clínica Cuauhtémoc.
La huella que dejó su vida fue tan profunda que alrededor de este mismo lugar se congregaron más de 150 mil personas para su funeral en septiembre de 1973. Don Ricardo Margáin Zozaya dijo entonces que su cobarde asesinato había ocurrido en un ambiente de impunidad, posible porque se había “propiciado desde el poder a base de declaraciones y discursos el ataque reiterado al sector privado”.
La vida de don Eugenio Garza Lagüera fue de pruebas y adversidades, ante las cuales actuó permanentemente con temple y estoicismo. A la desgracia de la muerte de su padre vinieron más adelante el fallecimiento de su hermano y de su hija. Siempre resiliente, en la empresa enfrentó crisis económicas, devaluaciones y expropiaciones, manteniendo una actitud optimista, convencido de que la perseverancia, la congruencia y ser un buen empleador traería a la larga bienestar para la comunidad y para la empresa.
Don Eugenio Garza Lagüera tenía una forma pragmática de hacer negocios y sabía la importancia del liderazgo presente. Tomó decisiones complejas al pagar y renegociar deudas; listar a la compañía en bolsa; rodearse de los mejores colaboradores; concentrarse en la operación de los negocios prioritarios. Nos dejó la invaluable lección de mantener la prudencia financiera y la confianza de los inversionistas, la lealtad de colaboradores y una comunicación abierta con todos.
Su mayor orgullo era continuar el esfuerzo de su padre. Era un empresario apasionado, a quien le llenaba de satisfacción la longevidad de la compañía y reconocía en la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa, y en la propositiva relación entre empresa y colaborador, las razones de su éxito. Contrastaba esta historia con la de otras compañías emblemáticas de Monterrey que sufrieron del intervencionismo estatal y una conducción desafortunada de sus relaciones laborales.
Bajo su liderazgo, Femsa pasó de ser una compañía eminentemente cervecera, operando en México, a crecer en negocios como Coca-Cola Femsa y OXXO, con presencia en nueve países. Algo similar ocurrió con el Tec: soñaba con llevarlo a toda la República y llegó a ver más de 30 campus.
Su dicha más grande era la familia. Gozaba del contacto con la naturaleza, con la vida en el campo, con admirar las montañas de Monterrey.
A 50 años de su partida, el pensamiento y la obra de don Eugenio Garza Sada están más vigentes que nunca. Toca a nosotros continuar y engrandecer su legado contribuyendo a mejorar la vida de las comunidades, tal como él lo hizo a través de la filantropía, del apoyo a organizaciones sociales y a proyectos culturales, sociales, deportivos y, desde luego, educativos. Honremos su visión de que las empresas son la mejor escalera social, empezando por el mejoramiento en las condiciones de vida de nuestros colaboradores y de sus familias.
Al emprender una nueva etapa de la compañía, la de Femsa Forward, a la que nos ha guiado Daniel, inspirémonos también en el extraordinario legado de resiliencia, propósito, gran visión y capacidad para materializarla, que nos ha dejado don Eugenio Garza Lagüera.
* Discurso leído en la guardia luctuosa en memoria de Don Eugenio Garza Sada y Don Eugenio Garza Lagüera, realizada este martes 5 de septiembre en Monterrey, Nuevo León.