Plenitud de un “libro vacío”

  • Los inmortales del momento
  • José de la Colina

México /

Nacida en el estado de Tabasco en 1911, Josefina Vicens fue una autora que tras años de participar en el mundo cultural con colaboraciones en periódicos con crónicas taurinas bajo seudónimos masculinos, presentó en 1958 El libro vacío, primera novela que, junto con otra, Los años falsos (1981) y el cuento “Petrita” (1983), configura una obra breve y por demás intensa.

En un nivel diegético, la anécdota de la primera novela trata de un hombre que intenta escribir una novela que, sin embargo, nunca llega; en contrapunto, la construcción de personajes y del diseño narrativo son más complejos y originales, como se verá más adelante. El protagonista principal, narrador y, aunque en primera instancia suene contradictorio, escritor del libro vacío, es José García, quien se ha pensado podría representar una suerte de álter ego de la misma Vicens.

Con tal libro Vicens súbitamente se inscribe en la tradición literaria mexicana mediante un riguroso texto donde se desarrolla una trama metatextual, es decir, que narra las vicisitudes que pasa, sufre, tal vez goza un escritor al escribir una novela. Una primera novela que se revuelve en sí misma como un guante arrancado de la mano para narrar lo que la crítica ha llegado a considerar como antinovela. Hasta 1958 no parece haber un ejercicio metaficcional parecido al de la autora tabasqueña. Cuando los ecos de la novela de la Revolución parecían indelebles dentro de la producción literaria, Vicens logra con una aventura inusual elaborar una narración que inmiscuye directamente al lector con la obra, para que éste la complete dentro de una profunda reflexión del acto de escribir. Salvo Virginia Woolf y alguna otra escritora, es raro que las mujeres sean unas adelantadas en las artes y la literatura, y Vicens es una avanzada indudable. Pero ¿por qué están olvidadas ella y sus obras? De El libro vacío, que merece muchísimas ediciones (pues no solo tenemos a Juan Rulfo y Octavio Paz) y solo conozco dos cuyas portadas aquí van, bellas y solitarias, que no deberíamos dejar caídas en el vacío.

Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS