Invitado de piedra en las negociaciones para destrabar el Congreso local entre la próxima secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y el gobernador Samuel Alejandro García Sepúlveda, el PRIAN tuvo que ceder y conceder. Lo que en un momento pareció una negociación local luego, por las instrucciones de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, se convirtió en trama nacional para deshilar la madeja política de la gobernabilidad en Nuevo León. Dos mujeres, un camino, dos objetivos, Claudia y Rosa Icela: la certidumbre política, jurídica, social y económica, pero también la meta electoral; es decir, la gubernatura de 2027 para Morena.
La agenda mínima del PRIAN de Francisco Cienfuegos y Adrián de la Garza es mantener sus prebendas, lucrar con el erario, politizar la administración de justicia a través del panista Arturo Salinas, el uso de la coacción física y política sin procurar justicia a través de Pedro Arce y normalizar la corrupción de organismos y municipios afines con la desautorizada Auditoría Superior. En una frase, prolongar la corrupción y la impunidad a costa de los ciudadanos. La agenda mínima en el Congreso local son las correas de transmisión llamadas Carlos de la Fuente y Lorena de la Garza. Al PRI le urge resolver el presupuesto porque, después de las elecciones, están ahorcados en sus municipios, en el Congreso, en los organismos autónomos y, hasta la llegada de Adrián de la Garza a la alcaldía de Monterrey, no pueden contar con nómina que aceite sus estructuras, igual sucede con su Poder Judicial, Judicatura y fiscalías.
La agenda de Samuel García y Claudia Sheinbaum no es darle vida artificial al PRIAN. De cara al 2027 se tratará de desmontar los usos, abusos y costumbres encabezados por Adrián de la Garza y Francisco Cienfuegos. El desmantelamiento, desde el Congreso, de las cadenas de corrupción corruptas que ejercen extorsión a otras fuerzas políticas terminará en los siguientes meses. Para avanzar, las indicaciones de Rosa Icela Rodríguez a Anylú Bendición Hernández fue entregar la presidencia del Congreso a Lorena de la Garza, marioneta legislativa de Paco Cienfuegos, pero desde la vicepresidencia del Congreso y la presidencia de la Cocri, acotar los movimientos del PRIAN, primero el Poder Legislativo para después oxigenar y reestructurar el Poder Judicial y las fiscalías. Quien pensó que en Nuevo León no se impondría el Plan C, se equivocó. La 4T no tolerará el uso político prianista del Tribunal Superior de Justicia de Nuevo León, tampoco la coacción política de la Fiscalía General.
La agenda mínima del PRIAN, entonces, es sobrevivir, pero sus usos y costumbres de corrupción ya están superados por la realidad política del país. La agenda mínima del gobernador y los legisladores de Movimiento Ciudadano es, por fin, administrar y gobernar al estado, sin las cortapisas de chantaje del PRIAN. La agenda mínima de Morena es empoderar a los ciudadanos, volverlos protagonistas y centro del debate. La agenda máxima de Claudia Sheinbaum es obtener la gubernatura de Nuevo León, un impulso político a sus tres años de gobierno.
Hasta ahora ningún político de MC ha descollado para ser realmente competitivo a la gubernatura. Ninguno tiene el carisma de Samuel Alejandro o de Mariana Rodríguez Cantú. Luis Donaldo Colosio Riojas, el traidor, ni siquiera pudo ganar su curul en la Cámara de Senadores. El PRIAN solo cuenta con Adrián de la Garza, ese grupo compacto, por su voracidad, desdeñó los cuadros. Su futuro está ahogado en la unidimensional propuesta de Adrián.
Por el contrario, Morena cuenta con muy competitivos tiradores, mujeres y hombres: Clara Luz Flores, Judith Díaz, Waldo Fernández y Andrés Mijes. Descarto a Tatiana Clouthier, ella misma se sabe incapaz de ejercer la gubernatura. Entre los primeros cuatro se encuentra el próximo gobernador o gobernadora de Nuevo León. Un consejo: quien come ansias suele ser devorado… o devorada. Al tiempo.