Barrios céntricos y periferias, lo mejor y lo peor al mismo tiempo

Jalisco /

La semana pasada hablé de la aspiración de miles de personas de tener una casa buena y agradable, con jardín y cochera. Lo que, en forma masiva, solo puede ocurrir en fraccionamientos de la periferia. Un hábitat tranquilo, seguro y bien equipado, con parques, comercios y servicios cercanos es un anhelo válido, sobre todo para familias con niños.

Lo difícil es lograrlo en una ciudad que incrementó cuatro millones de habitantes a su población en 60 años, de un millón en 1964, a cinco en 2024.Aunquelo quisiéramos, cinco millones de personas no caben en los barrios y colonias tradicionales de la ciudad. La expansión a la periferia era, y es, forzosa. El reto es lograr un crecimiento con un medio ambiente saludable, infraestructuras eficientes y vialidades ágiles, el socavón de López Mateos lo cuestionó todo.

En este contexto, también es importante mantener los barrios y colonias centrales habitables, cuestión que se nos escapa de las manos. Para muchos, vivir en el centro de la ciudad es impensable, dada su degradación y abandono. No les compensa la posibilidad de habitar alguna casona vieja en un entorno patrimonial. Aspiran y prefieren un coto limpio y bien mantenido, aunque lejano; es entendible.

La celebrada Colonia Americana, un sitio amable y caminable, con su vida encantadora de cafés y restaurantes, sus viejas villas y “chalets”, y sus calles arboladas, es un lugar del que se quejan, y que abandonan, residentes ya no tan jóvenes, que no pueden más con la fiesta continua y la música estruendosa hasta las madrugadas. Lo mismo pasa en sitios habitacionales de Providencia, tranquilos hasta hace poco, ahora bombardeados por la estridencia.

A otras colonias céntricas se les castiga con un tráfico desmesurado que les resta atractivo para ser “repobladas”. Los niños, si los hubiera -que ya no los hay-, no podrían jugar en las calles, y tampoco tienen suficientes parques o áreas verdes cercanas.

Guadalajara tiene retos importantes para lograr hábitats accesibles, bien equipados y sustentables, lo mejor y lo peor de ambos mundos ocurre en forma simultánea, barrios tradicionales agradables, pero conflictivos, y fraccionamientos y cotos aspiracionales lejanos. Habrá que trabajar para mejorarlos a todos. Es la tarea.


  • José Javier Gómez Álvarez
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