En días pasados, el Instituto Metropolitano de Planeación, Imeplan, expuso las principales fortalezas del Plan Metropolitano de Guadalajara, POT-met: “tener una ciudad más ordenada, con miras a un futuro sostenible y una mejor coordinación metropolitana”, que “disminuye el área para urbanizar en la ciudad” (El Informador, 24/09/2024).
El instrumento “establece las bases para bloquear nuevas construcciones” en algunas zonas de la ciudad. Ello “representa un freno a las construcciones en una superficie de 20 mil hectáreas”, distribuidas en los nueve municipios que integran el Área Metropolitana de Guadalajara -El Salto, Guadalajara, Ixtlahuacán de los Membrillos, Juanacatlán, San Pedro Tlaquepaque, Tlajomulco, Tonalá, Zapopan y Zapotlanejo-.
“Las restricciones se establecen para evitar la expansión desmedida de la mancha urbana,” para controlar la dispersión excesiva ante la falta de agua, servicios públicos básicos y transporte, además de proteger el medio ambiente. Las zonas restringidas son las carreteras a Tesistán, Colotlán y Nextipac, los “puntos más críticos en la metrópoli”, por el crecimiento desmedido de viviendas.
También se restringen las inmediaciones de la Laguna de Cajititlán en Tlajomulco, y de la presa del Ahogado en El Salto, que son zonas de protección a los cauces y cuerpos de agua. Al igual que las zonas aledañas a las presas Calderón y La Partida, en Zapotlanejo. Hay restricciones para nuevas construcciones en los límites entre Tonalá y El Salto, a la altura del Periférico Oriente, y en los límites entre Zapotlanejo y Tonalá que se consideran áreas de conservación y aprovechamiento rústico.
El Imeplan declara que la superficie destinada a las áreas verdes en la metrópoli se incrementa en 8%, clasificando 16 mil hectáreas como áreas de protección, conservación y aprovechamiento rústico. Todo ello suena razonable, y, precisa los alcances y las prioridades de esta nueva versión del plan. El reto será que se cumpla, y que los municipios metropolitanos lo implementen.
Un segundo reto para la ciudad, aún mayor, será encontrar zonas aptas en las que pueda desarrollarse la vivienda digna y de calidad que se necesita. Una vivienda dotada de todas las infraestructuras y servicios necesarios, en locaciones accesibles, y, tema indispensable para su viabilidad, a un precio asequible. Una tarea difícil, pero imprescindible.