Después del proceso electoral y la jornada correspondiente del 02 de junio de 2024 se ha hecho figura común en los comentarios en redes sociales, medios de comunicación críticos al régimen, periodistas afines y expresiones de simpatizantes de la oposición que conformó la coalición Va por México (PRI, PAN y el extinto PRD) la frase “Disfruten lo votado”, haciendo referencia irónica a que como consecuencia de haber sufragado por la coalición de Morena, PT y PVEM, entonces la mayoría de votantes por esta última deben asumir las consecuencias de haberlo hecho de tal manera.
Entonces como así lo hiciste “te equivocaste tú y no yo” “asume tu responsabilidad porque te equivocaste” “si fuiste a votar por Morena y compañía entonces no te quejes”. Habrase visto. Esta es una frase mordaz y poco autocritica respecto de aquellos momentos históricos donde sucedió exactamente lo mismo, pero con el PRI neoliberal en la presidencia, o con el PAN foxista o calderonista.
Siempre los gobiernos anteriores al año 2018, en que ganó Andrés Manuel López Obrador, habían ofrecido a sus electores una cosa y realizaban exactamente en su acción de gobierno lo contrario. Los ejemplos son variados y coloridos: Carlos Salinas ofreció una cosa e hizo exactamente lo opuesto empezando por repartir las empresas públicas entre los ricos del momento. Ernesto Zedillo continuo el camino privatizador y neoliberal, incrementó de impuestos (entre ellos el IVA al 16%) y como si nada. Vicente Fox candidato panista a la presidencia de la república prometió acabar con el PRI, y terminó haciendo lo contrario: aliándose con dicho partido y rompiendo las esperanzas de la gente que votó por él. Calderón nunca ofreció en su campaña realizar una guerra contra el narco, y ya vimos cuando la instrumentó lo que pasó. Y Enrique Peña jamás ofreció como plataforma de campaña lo que después haría en las reformas constitucionales del Pacto por México: entregar la electricidad y el petróleo, así como otras linduras a los intereses privados nacionales y extranjeros.
En todos estos gobiernos se prometieron unas cosas en campaña y terminaron instrumentándose políticas y acciones que produjeron empobrecimiento y carencias –“hay que apretarse el cinturón”, llegaron a decir-, y en la realidad se apretaban el cinturón las clases bajas y medias del país, pero las altas disfrutaban de condonaciones de impuestos cuantiosas e indebidas, y de contratos de obras, servicios y compras de bienes que los hacían más obesos en ganancias financieras. Se repartían las cargas y gravámenes para las grandes mayorías, y se privatizaban los beneficios para unos cuantos privilegiados.
¿En algún momento alguien llegó a reclamarle a los votantes mediante la frase de “disfruten lo votado”? No recuerdo que la izquierda en la oposición haya sido tan sarcástica como para reclamar de “tan fina forma” al electorado. Ya votaste por el que asumió el poder y ahora todos se aguantan. “Disfruten lo votado” es un artilugio lingüístico que hace recaer en los electores una culpa que no tienen, dado que frente a la carencia de autocrítica y de propuestas, la oposición nunca pudo convencerlos de votar por los candidatos aliancistas. Entonces sin propuestas claras y con una pésima estrategia de campaña para convencer al electorado ¿la culpa la tienen aquellos que votaron por la coalición morenista? Vaya forma de sacarle al parche y no asumir las responsabilidades que les corresponden.
Si obtuvieron una proporción muy inferior de votos a las mayorías con las que ganó Morena y su coalición el 02 de junio la presidencia y las cámaras federales, entonces los dirigentes, militantes y simpatizantes del PAN, PRI y PRD ¿también disfrutan lo votado? Es decir, su ineptitud, arrogancia, falta de reconocimiento a sus yerros, y el no haber ofrecido una sincera disculpa al pueblo de México ¿también debe tenerlos disfrutando los votos que obtuvieron sus candidatos y no les dieron el triunfo?
Porque la frase aplica como reclamo para ambos lados, como un espejo. Y no es posible culpar a los ciudadanos de a pie, que con su sufragio hicieron posible el triunfo morenista, cuando las fallas de su campaña y las vigas de errores en el ojo propio de muchos sexenios de gobierno priistas y panistas jamás fueron ventiladas y reconocidas por quienes pedían “una nueva oportunidad para gobernar mejor que Morena”. Entonces también la oposición puede disfrutar de lo votado: aquello que ya vimos que estrictamente merecían según el consenso mayoritario del electorado.