Una mujer en el poder ejecutivo federal

Jalisco /

Estamos a escasos diez días de que una mujer asuma el máximo cargo unipersonal en este país. La doctora Claudia Sheinbaum Pardo se apresta a tomar las riendas del poder ejecutivo federal. Por primera vez en su historia, una mujer se hará cargo de tal responsabilidad. Y hemos pasado por una cantidad de titulares legítimos o de facto difícil de mencionar en una columna como esta, pero de la cuál habremos de resumir de la siguiente forma, según Wikipedia nos reseña:

Desde la consumación de la Independencia en 1821, México ha tenido: 

Tres entes colegiados depositarios del poder ejecutivo: las regencias de 1821 y 1822 -con Agustín de Iturbide al frente-, el Supremo poder ejecutivo de 1823-24, conformado por tres personas, y el ya denominado Triunvirato de 1829.

Dos emperadores: Agustín I (1822-1823) y Maximiliano I (1864-1867).

Sesenta y cinco presidentes en ciento seis periodos de gobierno; incluyendo los presidentes emanados del Plan de Tacubaya en 1858 (paralelos al gobierno constitucional de Benito Juárez) y a los de la Convención de Aguascalientes (paralelos al gobierno de facto que ejerció Venustiano Carranza entre 1914 y 1917).

Cincuenta y un gobiernos fueron constitucionales, 33 interinos, 6 vicepresidentes en ejercicio del cargo, 4 de facto, 6 provisionales y 6 sustitutos.

De todos ellos ninguna había sido mujer, hasta esta primera ocasión en que la decisión democrática de los mexicanos llevó a Sheinbaum Pardo al cargo que ejercerá de 2024 a 2030. Y pareciera que las circunstancias se aprestan a ponerla a prueba desde el comienzo.

Si bien la transición del poder (algo difícil en todos los sexenios) ha sido tersa, dado que ambos –saliente y entrante- son del mismo partido y en sus orígenes y trabajo político previo han sido compañeros y amigos cercanos. Pero las actuales formas políticas han eclipsando una de las etapas más importantes para cualquier electo: el interregno, donde uno aún no sale, ni el otro entra al cargo.

Pareciera que el proyecto político de la sucesión de Andrés Manuel López Obrador cristalizó como un cuento de hadas, donde los votantes le concedieron a Morena la presidencia otros seis años, la mayoría en diputados, y una cuasi mayoría en senadores. Amén de la mayoría de las gubernaturas de la república federal, lo que llevó a entender tal situación al partido oficial y sus cuadros directivos como el estricto designio de cristalizar el plan “C” ofrecido por el presidente con veinte reformas constitucionales anunciadas, y solicitadas al Constituyente permanente desde febrero de este año.

Todo esto ha hecho que la figura de poder de la próxima presidenta sea vista como nebulosa y dispersa, incluso con las famosas giras conjuntas de fin semana, donde ambos se acompañan en el ritual del poder. Algunos analistas (muy pocos) han dicho que esta excepcional y civilizada conducta implica el preámbulo del conocimiento y toma de las riendas del poder de la presidenta electa y de los acuerdos previos al traspaso del mismo. Otros (el gran volumen) han criticado esta situación diciendo que aún en las condiciones de un triunfo claro e inobjetable, Claudia Sheinbaum no se muestra como lo que es: la próxima titular del ejecutivo.

Sea como fuere, el enigma se dilucidará tan pronto como tome las riendas del ejecutivo federal el próximo 01 de octubre. A lo largo de los meses posteriores a la victoria electoral ha conformado su gabinete legal y ampliado, haciendo nombramientos tanto de mujeres como de hombres. Ha hecho declaraciones en consonancia con el presidente, pero no hemos visto su estilo personal de gobernar.

Igualmente, el saliente ha prometido un retiro voluntario en su rancho en Palenque, Chiapas, que se antoja para muchos imposible, viendo la energía de un hombre de edad que no cesa de trabajar. Veremos si este retiro idílico para escribir se cumple y si las condiciones que tiene de liderazgo en su movimiento político permiten a la entrante una actuación plena o no.

Otros muchos factores habrán de hacernos ver el temple de esta mujer en el desarrollo de su encargo: la economía nacional e internacional en vilo, el o la ganadora de la elección presidencial en Estados Unidos, el tema de la inmigración, el combate a la pobreza, el desarrollo nacional con mejores condiciones para todos.

Pero el tema más lacerante y urgente es el de la inseguridad y el combate a la violencia y a la delincuencia organizada. Creo que ahí veremos realmente el carácter y la forma de gobernar. Y si se dan resultados efectivos.

Esperemos que a ella le vaya bien, para que le vaya bien a México. De lo que queda de una oposición perdida y noqueada por las derrotas hablaremos en futuras entregas.


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