Bundy por siempre

Ciudad de México /

La mañana del 24 de enero de 1989, una multitud se congregaba en el exterior de la Prisión Estatal de Florida. La noche anterior, gran parte de la comunidad que vivía alrededor del lugar apagó la luz de su casa con el propósito de concentrar toda la energía eléctrica para que, cuando llegara el momento de ejecutar a Ted Bundy, la descarga fuera total y cumpliera el deseo que la gente gritaba: “¡Arde, Bundy, arde!”

La noche anterior, también, Bundy brindó varias entrevistas, en lo que fue un intento por demorar su ejecución.

Cuando el periodista Bill Hagmaier le preguntó si había cometido 30, 33 o 36 homicidios, él expresó una frase aterradora a manera de despedida: “Auméntale un dígito”.

Como último deseo, Bundy pidió a las autoridades que sus cenizas fueran esparcidas en la cordillera de las Cascadas, donde el criminal enterró a flor de tierra a varias de sus víctimas, a las que posteriormente desenterraba para tener relaciones sexuales con ellas.

Han transcurrido 35 años de la ejecución de uno de los asesinos seriales más carismáticos de Estados Unidos. Aun así, prácticamente no hay año en que no se publique algún material testimonial que permite a sus fans —porque los tiene y por miles— conocer “más de cerca” al Rodolfo Valentino de los predadores reiterativos.

Ahora el turno es para Edna Cowell Martin, prima de Bundy, quien ha dado a conocer el contenido de un puñado de cartas que intercambió con el asesino mientras este se aburría en el corredor de la muerte.

En realidad, el libro Dark Tides: Growing up with Ted Bundy, que condensa la relación epistolar entre primos, no es más que un paquete de notas en las que Edna pide a Bundy revelar la ubicación de los cuerpos de sus víctimas, cosa que Bundy nunca hizo con algún familiar.

Más trascendente es la información liberada hace algunos meses que refiere el canibalismo de Bundy para “poseer” totalmente a ciertas víctimas o los cambios en la personalidad del asesino conforme se acercaba la cita con el verdugo.

Semanas antes de entrar en la sala de la silla eléctrica, Bundy fue violado por cuatro hombres, aunque la información no especifica si los abusadores fueron guardias, compañeros presos o una combinación de ambos.


  • José Luis Durán King
  • operamundi@gmail.com
  • Periodista; estudió en Historia en la UNAM y desde hace más de 20 años escribe la columna de periodismo negro “Vidas Ejemplares” en MILENIO los jueves cada 15 días. Autor de los libros Gentiles caballeros del terror, Vidas ejemplares. Asesinos en serie y De la región al mundo.
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