Aunque Samuel Little confesó más de 90 asesinatos, al final fue condenado en 2012 por acabar con la vida de tres mujeres en California y una más en Texas.
Sin embargo, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ha señalado que existen fuertes indicios de que el hombre nacido en Georgia en 1940 no mintió acerca de la cantidad de mujeres que dice haber asesinado.
De ser cierto, Little sería el asesino serial más prolífico y letal en la historia criminal de Estados Unidos. Además, su ruta homicida abarcó 19 estados de ese país y más de 25 años.
Gary Ridgway, el Asesino de Green River, detentaba el título del mayor homicida serial en la historia moderna de Estados Unidos, por haber acabado con la vida de 49 personas, entre 1980 y 1990.
Randy Kraft, el Asesino de la Autopista, confesó el asesinato de 65 personas, aunque fue condenado por el asesinato de 16.
Y por supuesto, el psicólogo y abogado Ted Bundy, a quien se le endosan al menos 30 homicidios cometidos en varias locaciones de Estados Unidos, los cuales ocurrieron entre 1974 y 1978.
Samuel Little, como muchos asesinos seriales, atacó uno de los llamados sectores vulnerables de la sociedad: las mujeres. Y no solo eso, el hombre se cebó en prostitutas, la mayoría pobres, con adicciones, cuya ausencia pocas veces es extrañada y cuyos asesinatos quedan sin resolver.
En los grandes oleajes de asesinatos, ocurran estos en una guerra, en una epidemia de homicidios seriales, incluso en catástrofes, las autoridades se refieren a las personas no identificadas con las iniciales N.N., del latín Nomen nescio, es decir, “desconozco el nombre”.
Con Samuel Little a la cabeza, los anfiteatros y los cementerios han sido abastecidos generosamente de víctimas N.N. por muchos asesinos seriales que han caminado sin preocupación por callejuelas y suburbios de nuestro planeta gentil.
Little jamás sintió remordimientos por los asesinatos que cometió. Todo lo contrario: se refería a sus presas con sarcasmo y desdén.
Cuando una detective adscrita al caso, Crystal LeBlanc, preguntó al estrangulador si no le causaba molestia haber matado a todas aquellas mujeres, Little simplemente respondió: “Dios me hizo de esta manera, entonces ¿por qué debería pedir perdón?”.