El tridente de la seguridad es la receta secreta para solucionar la seguridad de 2021 a 2024 en estados y municipios. Estos meses han sido, para no variar, espectaculares en términos de aprendizaje y experiencias vividas desde mi regreso al aparato de seguridad federal.
Vivir presencialmente el Modelo de la Fusión de Inteligencia que generan las agencias e instituciones de Seguridad Nacional y Pública del país, es decir, Sedena Semar, CNI, FGR y SSPC, a través de la Guardia Nacional, es una experiencia que se le desea a todos los funcionarios civiles que hacen este trabajo, sin importar si están en labores federales, estatales o municipales, porque nos permite dimensionar la invencible fortaleza del Estado nacional mexicano coordinado.
Ante esta fortaleza aplastante, no existe grupo criminal o líder delincuencial capaz de desafiar ni de cerca y ni de broma a las fuerzas conjuntas para la seguridad del país.
A lo largo de más de 20 años en esta honorable posibilidad de servir a mi país como cuadro civil para la inteligencia y la seguridad, me ha tocado operar desde diversas posiciones, como mando federal y estatal, los horizontes que trazaron las administraciones desde 1993.
Esta elección intermedia es buen momento para recuperar mi texto para MILENIO Diario de enero de 2020, “El tridente de la seguridad”, en el que afirmé contundentemente que, en toda mi experiencia de vida, habemos quienes ofrecemos soluciones claras y contundentes para la construcción de una política pública de seguridad que dé certeza, unidad, desarrollo, prosperidad, concordia y paz.
¿Cuál es la receta secreta 2021-2024 que deben aplicar los gobiernos estatales y municipales que habrán de emerger del proceso electoral del 6 de junio y que se traduce en la solución para su agenda de seguridad?
Primero: fuerzas de seguridad invencibles.
Las fuerzas de seguridad deben imponerse ante cualquier amenaza y salir victoriosas cuantas veces sea necesario. Para ello, es central que estén equipadas con el mejor armamento, vehículos, uniformes y tecnología para volver poderosa su operación, dejando claro que nadie (delincuentes) podrá desafiarlas; y, desde luego, certificadas, preparadas y muy bien pagadas. Democrática y socialmente responsables.
En la agenda de seguridad nadie puede desafiar al Estado.
Segundo: liderazgos conciliadores.
Los líderes políticos, religiosos, gremiales, culturales o de opinión, por mencionar a algunos de los cientos de liderazgos que son la riqueza ideológica nacional, deben poner el ejemplo en la construcción de paz y unidad. Articularse, darse la mano y guiar desde todas sus expresiones a un pueblo ávido de reconciliación. En la agenda de seguridad no debe haber diferencias, por el contrario, es imprescindible construir las coincidencias.
Tercero: sociedad civil participativa y organizada.
La sociedad civil debe estar cerca de sus autoridades y agencias de seguridad, sentarse en la misma mesa, interactuar diariamente con ellas, generar lazos de confianza, intercambiar información y coconstruir con sus directivos la política pública de seguridad.
En conclusión: no es una utopía alcanzar estos genuinos anhelos. Tan solo se requiere un trabajo tripartito, coordinado, apasionado y con sólidos vínculos de confianza. Este mecanismo es el camino de la principal reconciliación que nos hace falta: la sociedad amiga de sus agencias. La seguridad que la sociedad merece la diseña la sociedad misma, los expertos solo orientamos la propuesta social, no la suplimos.
Siempre habrá soluciones. Sentémonos todos los aludidos en la misma mesa y empecemos a trabajar.
@PliegoLuis
* Profesor-investigador especialista en seguridad nacional. Ex director de la Policía Cibernética y de la SSP Coahuila.