Nuevamente con un calor infernal

  • A morir a los desiertos
  • José Manuel Vázquez Navarro

Laguna /

Una vez más, una ola de calor seco y abrumador nos abrasa, son las 8.30 de la noche y hay 34 gados, dice el reporte que hoy sólo alcanzamos 36 grados. 

Lo bueno es que la temperatura bajará la siguiente semana en vez de 36 bajaremos a 35 grados. 

A la entrada de junio puede que existan algunas lluvias, pero no hay esperanza que en este fin de mayo refresque algo.

Ah, se me olvidaba recordarles que aún no empezamos el verano, que estamos apenas en la última parte de la primavera, a la que aún le quedan 24 días; la otra mala noticia, por si no se acordaban, es que la canícula normalmente aparece en la segunda quincena de julio y ahora le da por extenderse.

Y, como siempre, seguimos quejándonos del calor y el sol, pero seguimos con nuestro sistema de consumo abusivo, seguimos contaminando, seguimos desperdiciando agua y nos mantenemos firmes en no cuidar ni propiciar las áreas verdes. 

Eso sí, todos vamos y nos estacionamos en el árbol que riega y procura nuestro vecino.

El añejo problema del cuidado del agua, en su rutina anual, se deja sentir y algunas colonias empiezan a resentir su ausencia; las autoridades responden que ahora sí van a resolver el problema que los otros no habían resuelto; estamos en un problema cíclico y bastante complicado.

Nuestro cuerpo debe mantenerse entre los 36 y 37 grados, al subir la temperatura nuestro sistema de enfriamiento es sudar, al sudar perdemos agua y sales, que deben ser repuestas o nos deshidratamos; sentiremos entonces, sed, taquicardia, fatiga, ansiedad y debilidad. 

Si no nos resguardamos del calor y nos hidratamos podremos llegar a un “golpe de calor”, en el que la debilidad se vuelve extrema, puede haber dolor de cabeza, mareos, calambres y nos puede llevar a una falla generalizada de nuestros sistemas.

Por lo pronto, el invierno se ve lejos, hay que apechugar y hacer lo que esté a nuestro alcance para mitigar este calentamiento; cuidemos nuestro consumo, menos carne, más verduras, reciclemos, reusemos, separemos nuestra basura, hagamos composta nuestra basura verde, cuidemos el agua, consumamos productos locales, cuidemos la biodiversidad propiciando áreas verdes con especies locales o adaptadas.

Cuando volvamos a sentir rabia por este intenso calor, pensemos en nuestras acciones en el día a día, en lo que hemos hecho o en lo que hemos dejado de hacer; como siempre, se me viene a la mente la frase final del “coro de los hebreos” de la ópera Nabucco de Verdi… ¡que el padecer se transforme en virtud!


manuelvazna@hotmail.com

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