Minutos
Al minuto 63 ajustó el resorte del calzoncillo, revisó las calcetas, dio un salto sobre la línea y con un sprint, entró al campo. Al minuto 83 picó por el centro, marcó el pase, recibió la pelota, orientó el remate a la pierna izquierda y anotó su primer gol del campeonato definiendo con la maestría del sentido común: raso y colocado. Al minuto 88 pisó el área, acompañó la jugada, midió un centro, giró el cuello, peinó la pelota y dejó solo a un compañero asistiendo para el tercero. En 3 minutos Santiago Giménez ejercitó la paciencia, la confianza y la templanza, tres virtudes fundamentales para triunfar en Europa. Al terminar el partido preguntaron a Arne Slot por qué Giménez no era titular, el entrenador con mucha serenidad contestó: es cuestión de tiempo.
Años
Han pasado 7 años, 8 títulos, 2 campeonatos de goleo, 303 partidos y 171 goles para que Gignac fuera abucheado en su estadio. Este tipo de manifestaciones, libres y espontáneas, no suelen ser absolutas, pero son habituales en sectores del público cuya noción del tiempo y el espacio son diferentes a las del resto: hay aficionados que entienden el deporte como la acumulación de emociones, títulos, goles y triunfos en el menor tiempo posible; y hay quienes prefieren disfrutarlo durante la mayor cantidad de tiempo que se pueda. Al tiempo en el deporte se le llama historia, y a la paciencia, cultura deportiva. Dos valores que no parecen coincidir con algunas generaciones de aficionados acostumbradas al aquí y al ahora.
Días
Erling Haaland remató 7 veces, 3 de ellos a puerta, lanzó 9 pases, acertó en 8 y marcó 3 goles en apenas 19 minutos durante la remontada del City (4-2) sobre el Crystal Palace. Haaland, que anotó 29 goles en 27 juegos con el Salzburgo y 86 en 89 con el Dortmund, lleva 6 goles en sus primeros 4 partidos con el City en la Premier. Es un jugador cuyo periodo de adaptación dura un par de días: cambia de equipo, firma un contrato, duerme una siesta, come un filete con papas, se pone el uniforme, entrena, juega y empieza a marcar goles. El tiempo, en su caso, se trata del día a día: convierte el futbol en una poderosa rutina. Sin importar la fecha, la hora o el lugar, Haaland ataca.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo