El futbol británico no es pródigo en la exportación de jugadores a las principales Ligas europeas; cruzar la frontera de la Premier, dejar las islas y atravesar el estrecho es poco común para futbolistas ingleses, galeses, escoceses o irlandeses del norte.
La lista es corta y poco representativa. John Charles, nacido en País de Gales, triunfó en la Juventus entre 1957 y 1961, ganando dos Scudettos y un título de Capocannoniere formando un tridente al que llamaban “mágico” junto a Boniperti y Sívori.
A finales de los setentas el delantero inglés nacido en Londres, Laurie Cunningham, al que apodaban La Perla Negra, jugó para Real Madrid y aunque su traspaso fue considerado una bomba de la época, la realidad no superó la expectativa: a Cunningham, que ganó una Liga y dos Copas, se le recuerda con mayor cariño por haber salido ovacionado del Nou Camp.
El escocés Steve Archibald y el galés Mark Hughes ficharon por el Barcelona recomendados por el inglés Terry Venables, entonces su entrenador. En los mismos años también llegó Gary Lineker como campeón de goleo en México 1986, y sigue siendo muy querido por su carisma y personalidad: marcó 52 goles en tres años hasta que Cruyff lo descartó.
En su apogeo, uno de los mejores futbolistas en la historia de Inglaterra firmó un contrato millonario con la Lazio, no pasó nada con él: la carrera de Paul Gascoigne empezó en Italia su larga y triste decadencia.
Después salieron del Reino Unido Steve McManaman, Michael Owen y David Beckham, los tres pasaron por Real Madrid, pero solo Beckham, por razones más comerciales que deportivas, triunfó.
Más tarde, aunque parezca mentira, el galés Gareth Bale ganó 12 títulos con el Madrid, 5 de ellos fueron Champions League. Y así llegamos hasta el jovencito inglés de 20 años Jude Bellingham, que lleva marcados 10 goles en 10 partidos: el Real Madrid tiene en sus manos la gran joya de la corona.