El deporte olímpico juega un papel fundamental en el ánimo de cada país, tres potencias históricas, Estados Unidos, China y Gran Bretaña, defienden un modelo distinto de gestión, pero en los tres casos el triunfo está garantizado.
Para los estadunidenses, el deporte olímpico es una razón de poderío, para los británicos, una cuestión de honor frente al mundo y para los chinos, un claro mensaje a occidente. Sin embargo, aunque en los tres casos el Movimiento Olímpico es utilizado con fines políticos, el mantenimiento de su estructura no coincide en la fórmula del éxito.
El programa olímpico americano es sostenido por la televisión, los patrocinadores y la derrama económica que el Team USA produce en el COI; el británico es un modelo mixto, sostenido por el estado y fondeado por la Lotería Nacional con el apoyo de la gente; mientras el chino, depende en su totalidad de los inmensos recursos que destina el gobierno para montar un equipo que funcione como un ejército al estilo de las antiguas potencias comunistas.
Líder del medallero en París, el Comité Olímpico de los Estados Unidos (USOC) no recibe un solo dólar del gobierno, sus responsabilidades son generar recursos propios y administrar con sabiduría y eficiencia los ingresos para cumplir con su misión: apoyar atletas olímpicos y paralímpicos a alcanzar la excelencia competitiva sostenida en el tiempo, demostrando los valores del movimiento olímpico e inspirando a los ciudadanos.
El dinero que ingresa el USOC se genera por varios conceptos, el más importante, es el acuerdo que mantiene con el COI, por el que los estadunidenses reciben el 12.75% del pago de los derechos de transmisión que hace la televisión americana, la inversión se destina en su totalidad al equipo olímpico y la atención de 20 mil atletas que se forman en sus 3 centros de alto rendimiento: Colorado, Chula Vista y Lake Placid, los 365 días del año.