Criado por lobos. Raúl Jiménez dejó huella en el futbol inglés: su camino es una ruta alternativa para los jugadores mexicanos que intentan llegar a la isla. Aterrizó en España, cruzó la frontera con Portugal, atravesó el Canal de la Mancha y compró un boleto de ferrocarril que lo llevó a la ciudad de Wolverhampton donde fue criado por lobos. Sus cifras son extraordinarias, 167 partidos, 57 goles, 24 asistencias y 30 puntos en la cabeza; este último, un dato que la estadística no ha querido registrar. Pero la historia que es más amplia que la estadística, documentará mejor su trayectoria: a partir de ese golpe se jugó la vida por su equipo en cada partido, un detalle que pasó desapercibido para su directiva y entrenador. La última noche que Jiménez aulló a la luna, se despidió de los Wolves sin poder pisar el campo.
34 recipientes. El último título ganado por Guardiola tiene el mismo valor que el primero: todos han sido ganados con un estilo de juego único, excepcional. Ganar mucho no es lo mismo que ganar mejor. Todos los equipos dirigidos por Guardiola, Barça, Bayern y City han ganado muchos títulos, pero en cada uno de ellos dejaron una forma de ganar que mejoró el juego. Los aficionados estamos a acostumbrados a mirar las copas por fuera, brillantes, esplendorosas y relucientes, pero casi nunca nos asomamos a ver qué hay en esa cavidad que les da forma, sentido y función; ¿Qué guardan en su interior?: pues bien, las copas ganadas por Guardiola son auténticos recipientes del mejor futbol que se haya visto. Salud para quien se atreva a beber de ellas.
Descomposición. Cuando el sonido local del campo de Mestalla durante el Valencia vs. Real Madrid activó el protocolo contra el racismo por insultos a Vinícius, se escuchó una silbatina general: miles de “aficionados” escondidos entre la bruma y los aromas de la descomposición social declararon ser racistas bajo un cobarde anonimato. El viejo futbol, sin importar las coordenadas, ha visto como en sus estadios, sus Ligas, sus comunidades y sus redes se esconden los peores vicios de un juego que debe restaurar los valores deportivos antes de que sea demasiado tarde. El futbol no sirve de nada, si no sirve para educar.