En esta administración se han ejecutado tareas y se han tomado decisiones como en cualquier otra. Sus resultados pueden ser buenos o no tanto, por lo que responder a esta pregunta sobre si avanzamos o no, depende en gran medida de a quién se le pregunte.
Creo en el desarrollo regional como una forma de intentar romper áreas de marginación e incorporar más compatriotas al carril del progreso, aunque este sea incipiente, pero hay que avanzar.
Por ello veo con buenos ojos que al sureste mexicano se le invierta en la infraestructura que se está construyendo. Aquí las preguntas de muchos, es sí darán o no los resultados
esperados o solo serán sacos sin fondo para consumir recursos y en donde sus costos vs sus beneficios no resulten favorables como se espera. Lo veremos pero, de entrada, la intención es buena.
La decisión en cambio de la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México no solo no fue buena, sino que fue desastrosa y garrafal, al cancelar a capricho un puerto aéreo de primer mundo para abrir espacio a otro que no resolverá en el corto plazo nuestras necesidades de infraestructura aérea y nos deja en una enorme desventaja contra otros países que sí avanzan en esta vía, amén de los altos costos de la deuda resultante de esta fatal decisión.
Le apostamos a la mediocridad y en ese pecado ya estamos cargando con las consecuencias.
Aprovecho para agradecer a mis escasos lectores por seguirme de cerca en ENTORNO EMPRESARIAL que, de forma quincenal, se empezó a publicar desde hace algunos lustros gracias a la invitación de mi estimada Maru González.
Gracias a MILENIO por este espacio para manifestar mis ideas de forma libre durante estos años. Bendiciones y, de corazón, gracias a todos los que hicieron posible esta conexión.