No hay que ser muy docto en estos temas para entender que el binomio pobreza-migración debe ser uno de los factores más relevantes para el diseño de una política apropiada de desarrollo social en cualquier país.
Sin duda, la parte más lacerante para un país es la sangría de su pueblo hacia otros países por razones de pobreza e inseguridad y ambas las tenemos en el México reciente, en donde ningún gobierno, sin importar su color, ha querido o ha podido subsanar de forma gradual y progresiva estas crudas realidades.
De 2018 a 2020 según datos de la Coneval, la pobreza nos disparó más de 3 millones de personas adicionales, aunque el Presidente tenga otros datos.
Es claramente visible la relación Pobreza vs Migración y solo un ciego no ve lo que no le conviene ver. No me digan que los millones y millones de mexicanos que han cruzado la frontera hacia el norte es porque el clima o la comida y tradiciones de México no les gustan. México tiene otros datos que hay que afrontar.
¿Qué se ha hecho bien en Estados Unidos o en Europa? O mejor dicho, ¿qué hemos hecho mal en México y otros países expulsores de migrantes? ¿Acaso usted ve que las fronteras de Cuba, Venezuela, Centroamérica o países africanos están atestadas de gente de otros países que quiere entrar para vivir en ellos? La mayoría quiere largarse de allí. ¿Qué culpa tienen los países desarrollados de haber hecho mejor su tarea que otros?
Hay gobiernos que nos quieren vender la falsa idea de que un modelo socialista es mejor; si así fuera, ¿por qué entonces, quienes están tan convencidos de estas bondades, no se largan a vivir en ese país de sus sueños? Aman al socialismo desde lejecitos pero no están dispuestos a perder sus privilegios que les genera vivir del capitalismo. Así de fácil…
José Santana