Laura Marling es una cantante inglesa de folk rock con una carrera ascendente que ahora quedara ligada a su iniciativa de ofrecer un par de conciertos desde Londres y con diferentes horarios para que puedan verlos el público europeo y el norteamericano. Su estrategia es interesante: la sala vacía, el mínimo de personal y un par de sesiones que abren las posibilidades de atraer gente dispuesta a pagar.
Ella no es la única, pero ya se encuentra a un nivel que le da cierta visibilidad global; aquí en México quienes se han adelantado al respecto es el grupo Son Rompe Pera, originario de Naucalpan, Estado de México. Ellos ofrecen una vigorosa mezcla de punkabilly con cumbia y en la que destaca el uso de una marimba tocada a 4 manos. Son talento de exportación y ya los firmó la disquera AYA Records, filial ecuatoriana de ZZK Records, que comenzó en Argentina y hoy es un sello nómada.
Ya debutaron con el disco Batuco y han girado por Chile y Colombia; ahora recurrieron a Boletia para poner a la venta entradas de 50 pesos para un concierto en línea. La pregunta para ambos casos sería: ¿la gente está dispuesta a pagar por algo que recibe gratis actualmente? Los mercadólogos argumentan que el consumidor promedio no desembolsaría.
Encuentro lógico que exista un sector muy escéptico, pero también es consecuente que se hagan nuevos esfuerzos para que un artista genere ingresos en las actuales condiciones. Un detalle a considerar es que será difícil que se haga pública la cantidad de entradas vendidas. Si una presentación no convoca, el artista no querrá que se sepa. Vamos a ver hasta dónde se extiende en la industria musical la llamada nueva normalidad.
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