“Es tiempo de transformación, y es tiempo de mujeres”, sostuvo la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, durante el mensaje del pasado jueves 15 de agosto, denominado “La victoria del Pueblo”, en el que destinó la tercera parte de sus 453 líneas a las mujeres, la segunda palabra más pronunciada luego del vocablo “pueblo”, y su empoderamiento.
Discurso que congregó a la crema y nata del obradorismo, en donde México y la mención de López Obrador, también se repitieron en las 4,400 palabras del mensaje.
“Las mujeres podemos ser Presidentas”, dijo Sheinbaum Pardo, “y con ello, hago una respetuosa invitación a que nombremos Presidenta con A”, agregó la doctora, “porque nos han enseñado que, lo que se nombra, existe, y lo que no se nombra, no existe”.
“Tuvieron que pasar 200 años de México Independiente. 200 años. ¡200 años! Se dicen fácil, dos siglos, varias generaciones de por medio; 65 presidentes hombres previos, para que hoy podamos decir Presidenta”, remarcó para destacar la importancia del momento.
“Y no me cansaré de repetir que no es un triunfo individual, ¡el día de hoy llegamos todas!”, remató la Dra. Sheinbaum Pardo, ante las exclamaciones de las mujeres y el silencio patriarcal de algunos hombres en sus butacas, exhibido por el cameo de la transmisión.
Silencio patriarcal, que denota las dimensiones del machismo que se resiste y obstruye la participación de las mujeres en la política, y con mayor razón al empoderamiento de las mismas.
Allá ellos y su ADN misógino, porque durante el segundo piso de la Cuarta Transformación, el impulso de las mujeres será liderado por una Presidenta, con “A”.
“Gracias por abrir brecha”, les dijo a todas las mujeres que, desde diferentes trincheras (verbigracia, diputadas y senadoras), construyeron las condiciones políticas para que México sea gobernado por una mujer.
Un discurso de género que no deja lugar a duda, sobre el papel central que las mujeres tendrán en la segunda etapa de la 4T.
Que anticipa, de entrada, un mayor número de mujeres gobernadoras, de manera particular en los 12 estados, que solo han tenido gobernadores, como es el caso de Tamaulipas.
Dato a considerar por un inquieto senador, cuñado de Cabeza de Vaca.