Pensemos en el mercado dual. Es decir, en el físico y de ideas, donde el bien terminado, con valor económico y cultural se comercia (La economía del arte, 2009, pp. 56-57). Allí la rotación del producto implica las opiniones de los intelectuales orgánicos que, valga la paradoja, son “simples repetidores de frases hechas” que conllevan a potencializar el talento de los allegados ciudadanos que no tienen cultura.
Discurren luego en que uno no puede dormir por la luz de la luna y se esfuerzan por matar el mayor número posible de luciérnagas, convencido de que la luz disminuirá o desaparecerá (Antonio Gramsci dixit). Se obvia entonces la continuidad cultural y se da de alta el oportunismo político más bajo donde, “a la traición de los viejos principios y de las viejas formaciones sociales que habían dado al ambicioso las condiciones para pasar a un servicio más lucrativo y de más rápido rendimiento” por las prisas en que vivimos llega con ahínco.
Se hilvana entonces un bien mixto: privado y público,(sigamos la línea de La economía del arte) como un “Himno a Silao de la Victoria” por ejemplodonde, desde la memoria, se hieren palmas y cantos. El bien citado tiene como creador al gran letrado Ricardo Azuela Espinoza (Guanajuato, 1946) quien ha practicado la cultura de efectividad desde siempre. O sea, eficiencia más eficacia igual a efectividad. Fórmula que capitaliza en sus escritos poéticos que rondan las representaciones motrices del lenguaje.
Su voz es firme y categórica: nunca deliberativa ya que no solapa la historia, sino que la mantiene en su lugar para que esta revele, con la medición correcta, los puntos brillantes de su tierra patria. Consagrado a ilustrarnos, el fedatario número 13 del Partido Judicial de Silao se avoca a dejar huella en su comunidad con la suficiente solvencia para contribuir a la institución social como es una ciudad, Silao de la Victoria hacia todo México.
Aunado al honor y la palabra del poeta está la del músico y compositor leonés Juan Antonio Hernández Guerrero director de la Orquesta Danzonera de León quien sabe de táctica de las grandes masas y táctica inmediata de grupos pequeños a través de su trabajo musical. Es, de alguna manera, un músico garibaldino que sabe muy bien, desde su formación social y cultural, cómo “el error va ligado al particularismo individual, de municipio, de región, que hace infravalorar al adversario y su organización de lucha”.
La trayectoria del músico está por demás manifiesta en la partitura del himno referido interpretadopor el cantaor flamenco Jesús Vilches que lo reviste de justicia en una plaza asediada por la desmoralización cultural llena de “talentos” que provee doña Leonor con su modisto afrancesado. Pero la unión cultural leonesa y silaoense no acaba ya que “el solitario por la razón y el santo por la fe acaban en la misma isla de sabiduría”. De allí el poder del arte.
Juancarlos Porras