Los libros detesto

Ciudad de México /

Comencemos esta breve historia por el envés. O sea, por el palpitar del corazón que da aliento para que todo el cuerpo se mueva: ¡claro! A instancias del festivo cerebro que es como un libro que se escribe; de donde deriva un alma nueva: “Criaré alma nueva en recogimiento y silencio, como está el pájaro en la muda; y si llegada a sazón, la juzgo buena para repartirla a los otros, sabrás entonces cuál es mi nuevo sentir, cuál es mi nueva verdad, cuál es mi nueva palabra”. (José Enrique Rodó, Motivos de Proteo, 1909).

El jueves 12 de junio de 1608, mandada por el general don Lope Díez de Almendarez, se hizo a la vela en la bahía de Cádiz una flota de 62 naves, la cual ancló con favorables tiempos y vientos la tarde del martes 19 de agosto del mismo año en el puerto de San Juan de Ulúa en Veracruz de la Nueva España de la Mar Océano. Allí

“fue recogido y mandado a este Santo Oficio de la Inquisición de México, un libro en 4º. aforrado en pergamino, que dice en su carátula: «El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra, dirigido al Duque de Béjar, Marqués de Gibraleón, Conde de Benalcázar, y Bañares, Vizconde la Puebla de Alcozer, Señor de las villas de Capilla, Curiel y Burgillos. (Escudo) Año 1605. Con privilegio. En Madrid, por Juan de la Cuesta», que pareció al Comisario de la Veracruz y Oficiales Reales de la Real Aduana, ser Romance que contiene materias profanas, fabulosas y fingidas”. (Luis González Obregón, México viejo y anecdótico, 1945).

Decomisado el libro, circuló de contrabando entre los lectores ávidos quienes, admiraba a unos por su extravagante catadura, a otros por la talentosa manera de discurrir sobre las armas y las letras; así Matheo Alemán Contador y Criado de Su Majestad trajo un ejemplar consigo que disfrutó a más no poder. Pasados los años, hacia finales del siglo XIX y principios del XX se hace notar por el P. Pablo Ladrón de Guevara, S. J. que, para la castidad de los lectores, los capítulos XV, XVI, XVII, XXXIII, XXXIV y XXXV de la primera parte son de peligro.

Así que, afirma el jesuita colombiano, hay ediciones para niños y jóvenes, en las cuales se ha corregido esos capítulos. Una de las mejores es Abeja en Barcelona, en tres volúmenes, en la cual, sin embargo, no se ha juzgado necesario corregir el capítulo XV, que otros corrigen. Pero aun con dichas correcciones el ritmo de nuestra alma cambia. Y esto porque llega la visión de la conciencia. Es decir, el ritmo de nuestra alma cambia. Por ello conviene citar a Rodó: “Si quieres saber si ha cambiado el ritmo de tu alma, y hace ya tiempo que leíste, la vez última, el Quijote, tómalo y léelo otra vez”.


  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
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