Nueva visión para las bibliotecas públicas II

Ciudad de México /

La sola mención del trabajo colaborativo,así como “ir de la periferia al centro” sirve para sostener un discurso estándar que la Administración municipal tiene hasta la fecha, con miras a propagar un modelo de “individualización”que atenta contra la comunidad y el medio ambiente, es decir, se opone al ecosistema en todas sus dimensiones. Sobresale por supuesto la falta de revisión y corrección continua de las acciones, proyectos y programas culturalesque detenta este gobierno.

Las bibliotecas públicas son un conjunto de servicios para beneficio de la comunidad a la que pertenecen y deben, sus responsables, proporcionar información sobre ellas. Estos servicios y los acervos deben ofrecerse en función de las necesidades locales que habrá que evaluar periódicamente. Si la biblioteca pública no lleva a cabo esta tarea, no estará en contacto con las personas a quienes debe atender y, por lo tanto, no se utilizará plenamente. (Philip Gill, Directrices IFLA-UNESCO para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas, CNCA, 2007, p. 38). Pero cuando no se tiene la medida justa y exacta de lo anterior mucho menos de la expansión de las políticas destinadas a cumplir con el papel y la finalidad de la biblioteca pública, por más que busquen los frutos no los encontrarán puesto que no han procurado alimentar las raíces culturales de una institución que proporciona, acceso a la lectura y a los distintos medios y fuentes de información y conocimiento a todos los habitantes de la comunidad donde se ubica, contemplando la diversidad étnica y cultural de la población y sus distintos grupos de edad, ocupación y nivel educativo y económico.

No basta el entusiasmo de intervenir los edificios con obra pública menor o con acercar al personal de la Red de Bibliotecas a los actos presenciales y a distancia de la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras, AICE bajo pretexto de adhesión a la Carta de Ciudades Educadoras donde se habla de la “educación ciudadana” para consolidar una “plataforma de experimentación y consolidación de una ciudadanía democrática plena”. Además de mantener el “interés público [de] la recopilación, integración, almacenamiento, custodia y conservación de toda obra de contenido educativo, cultural, científico, técnico o de esparcimiento, distribuida para su comercialización o de manera gratuita, en formatos impreso o electrónico, analógico o digital, en el territorio nacional”. Así que el acopio, la preservación y la promoción de la cultura local en todas sus modalidades es parte fundamental del desarrollo citadino.Pero todo esto lo ha obviado el presidente municipal dejandolas bibliotecas públicas olvidadas. Por eso necesitamos una iniciativa para descentralizarlas pronto y no mueran.


Juan Carlos Porras

  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
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