Perfil de Claudia Sheinbaum Pardo

Ciudad de México /

Ella se asoma a este Bajío decidida a dialogar con los que nacimos en esta tierra, donde la raíz y el trasunto de la historia se cumple a cabalidad porque aquí estamos en guardia. Es decir, sabemos quién mal entiende la historia, y la desacredita porque sí. Y quien la comprende por aquello de la asimilación al ser la clave del mestizaje venido de tantas culturas.

Claudia sabe de lo anterior ya que su familia, llegada a nuestro país hace un siglo, abrió la plenitud de las filiaciones con los que menos tienen a partir del germen de la reflexión. Luego vino el trabajo a pie de calle para dar paso a la evolución del pensamiento que se convirtió en el comportamiento intelectual que la acompaña.

Al conversar con ella, para Nuestras Noticias Bajío Segunda Edición, notamos esa “voluptuosidad de aprender cosas singulares” dejando por detrás a sus rivales, los adversarios que no han sabido descifrar el decálogo del enredo y han sometido al país en uno de sugestiones donde no se obra de manera razonable sino a partir de la intuición.

Se le nota el esfuerzo de su certidumbre política, a partir del Humanismo mexicano, como guía para ejercer su cargo, porque, y aludo a Ernesto Cardenal, el gesto más leve, cualquier palabra, un suspiro de Claudia, el menor descuido, tal vez un día lo examinen eruditos…

Por ello, en la anticipación del porvenir conversamos sobre las tendencias divergentes de la política nacional desprendida de la curiosidad espiritual dejando atrás la rigidez del bien común que se contrapone al bien social. O mejor aún al Bienestar para todos. Y como buena labradora de la tierra le gusta la labor y la siembra tanto como la recolección.

Entonces compartimos pareceres del Humanismo político que se opone al Humanismo mexicano. Y aventuramos la tentativa de una buena explicación. Del primero, nacido de un movimiento pasional (1939) que busca combatir la nauseabunda pastorela, por aquello del diablo, se ve a un México ideal nacido de las nupcias entre el espíritu y la realidad nuestra, algo que se traduce en lo más reconfortante y fecundo de la organización familiar en las sociedades cristianas.

Del segundo concepto, fincado en que nada humano le es ajeno al hombre (Publio Terencio, dixit) es sinónimo de humanismo y una forma distinta de entender la importancia del poder, cuyo ejercicio, solo es puro y virtuoso cuando se pone al servicio de los demás (AMLO, dixit) que se vincula a la frase: “Por el bien de todos, primero los pobres”.

Así pues, el tiempo histórico que nos toca vivir con Claudia nos lleva a configurar que su perfil no se limita al conocimiento del presente, sino que sabe muy bien del pasado mexicano.


  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
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