Plagios de plagios

Ciudad de México /

Desde hace mucho tiempo —y ahora vuelve a la moda— el tema de los plagios y los plagiarios se ha planteado y replanteado en las mesas de discusión. ¿Nos acordamos de Saltiel Alatriste y su renuncia al cargo que ostentaba en la UNAM? O el caso del peruano Alfredo Bryce Echenique quien terminó aceptando un prestiago premio con la frase “que se jodan”? En ambos casos se probó que ellos eran un escándalo plagiando lo que a su paso hallaban interesante.

El plagio es —simple y llanamente— el robo de las ideas ajenas, por supuesto. Pero lo más grave es cuando hasta las mismas palabras se cuentan a la comparación de los textos.

Pero nada hay escrito, se defendió Bryce Echenique, las ideas existen y son de todos. El asunto puede tener argumentosa su favor, no cuanso la lupa resalta que se trata de un descarado robo. Siendo así ¿quien llega a plagiar debería de convertirse en delincuente? No lo sé porque a estas alturas sigue siendo muy difícil probar la inocencia a la culpabilidad de cualquier autor. Ni aún existiendo una dependencia que registra las obras.

Se hacen pedazos y más cuando se trata de las tesis. ¿Es posible que un asesor esté al corriente de todo lo que se ha escrito sobre Octavio Paz, por ejemplo? No, imposible.

Hace años, a manera de anécdota, un prestigioso abogado me platicaba que recibió una interesante tesis sobre el juicio de Cristo. Hoy habría sido las fallas en el debido proceso en el juicio de Cristo, o algo así. Como asesor le pareció un tema intocable e interesante. Me contaba luego que buscando en las bibliotecas de una universidad halló la mismísima tesis pero escrita en 1958.

Ahora veo mucha difusión sobre el caso de una tesis plagiada. Ambos autores argumentan que no lo es. Lo interesante es que una de las cuestionadas tesis pertenece a una persona que tiene un cargo público. No sé en qué terminará todo esto, como se confesaba un Martín Garatuza cuando se hacía un pasar por sacerdote: “En que terminarían están misas, Garatuza”.

Ahora bien, no creo que se trate de un caso único, habrá otros muchos por ahí. Y me viene a la cabeza la adjudicación de títulos inexistentes, cosa que también debería estar penada. Pero pruébeme bien de lo que está hablando, teniente. Es sumamente difícil, bastante.

Juan Gerardo Sampedro

@Coleoptero55
  • Juan Gerardo Sampedro
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