En 1960 Alfred Hitchcock dirigió magistralmente la película "Psicosis" basada en la novela homónima de Robert Bloch. Una escena en el clásico blanco y negro de le época, se convirtió en un fría sensibilidad mundial: Madre corre la cortina de la bañera y asesina, bajo la regadera, a la mujer que había llegado a la medianoche de lluvia al Motel Bates, Mary Crane, quien decide escapar de una agencia de bienes inmuebles con una considerable cantidad de dinero.
Robert Bloch era un gran conocedor del alma humana: "Psicosis" es un vivo ejemplo del "desdoblamiento", de la personalidad que reconoce y hace suya la psiquiatría como una conducta alienada.
Bates, lo habremos de saber, es Norman y es Madre: el Yo y el Super Yo, si nos adecuamos a los postulados de Freud. Él habla con Madre y ella le responde, sólo que Madre no sólo es la inválida que se deja ver en la ventana de la tétrica casa que se alza bajo las nubes misteriosas que la familia Bates construyó cerca del motel en forma de L, unas cabañas que hace mucho nadie frecuenta. Madre es el cadáver que ha mantenido el taxidermista Norman para que le hable y regule su vida.
La plataforma Netflix ha lanzado la versión de "Psicosis" de 1988 manteniendo la de 1960 como un homenaje al maestro del misterio Alfred Hitchcock: argumentos idénticos, escenografía que no cambia: todo igual, extraordinario: no hay más diferencias que el color y la cantidad de dinero que se lleva y envuelve en un periódico Mary Crane: en 1960 los 40 mil dólares se convirtieron en los 400 mil de 1998.
La cinta de 1960, el clásico de Hitchcock, tuvo grandes intérpretes: Anthony Perkins, Vera Miles y John Gavin. Se ha escrito que la trama se basa en los crímenes de Ed Gein, un asesino en serie de Wisconsin.
En 1998 Gus Van Sant, el director, se propuso copiar plano por plano la "Psicosis" de Hitchcock. Salta una pequeña diferencia: en esta última, la hermana de Mary Crane le guiñe un ojo a Bates cuando se instala en el Motel para investigar la desaparición que se esconde en un próximo pantano. Actuada por Vince Vaughn, Anne Heche y Viggo Mortensen, es una réplica exacta.
Imposible olvidar a Norman Bates, un ser agobiado, inmerso en los más escabrosos complejos: un clásico de la cinematografía mundial.