Para la comandanta suprema de las fuerzas armadas, el simbólico evento de salutación del jueves pasado en el Campo Marte, por parte de los soldados de tierra, mar y aire, así como de la Guardia Nacional, representó más que el inicio de su mando: fue recibir la lealtad, subordinación y disciplina de sus comandados.
El general Ricardo Trevilla Trejo, secretario de la Defensa Nacional, fue puntual y contundente en su discurso al asegurar que “es un gran honor ser guiados por primera vez por una comandanta suprema”.
Más que arropar a la Presidenta de México, soldados, marinos y guardias nacionales dieron la bienvenida marcial y respetuosa a quien los comandará por los próximos 6 años, y por tanto esta primera demostración de lealtad y subordinación tiene un gran significado para todos quienes integran el instituto armado.
El general secretario aprovechó el uso de la palabra para reiterarle no solamente a la comandanta suprema, sino a todo el país, que “el poder militar está subordinado al poder civil”; afirmó también que esta subordinación es “un ideal con el que seguiremos manteniendo el ímpetu para afrontar los retos que se presenten en este nuevo camino”.
El Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional son instituciones al servicio del país, a las órdenes de la Presidenta y, por supuesto, a la protección que requieran los mexicanos.
Por su parte, el almirante Raymundo Moráles Ángeles, secretario de Marina, afirmó que “la Armada ha sido convocada a sumarse a esta gran causa, por tanto habremos de trabajar en favor de los legítimos intereses del pueblo de México”.
El evento del jueves se debe comprender como un hecho histórico, no solamente porque haya llegado Claudia Sheinbaum a la Presidencia de México, y con ello ser la mando suprema, también su significado se debe centrar en que las fuerzas armadas garantizan su lealtad institucional a quien conducirá los designios de este país hasta 2030, no importando si es hombre o mujer.
Sin duda, Claudia Sheinbaum llega a la Presidencia de México con un conocimiento mucho mayor que sus antecesores respecto a lo que son y significan las fuerzas armadas. La comandanta suprema conoce también cuáles son las necesidades de soldados y marinos, así como del impulso y consolidación que necesitan los guardias nacionales.
La firmeza y coherencia que demostró durante su candidatura y después como presidenta electa, respecto a las fuerzas armadas, se refrendó en la salutación protocolaria del jueves pasado.
Comienza una nueva historia de fortaleza militar hacia el país, a la Presidenta y a los mexicanos.
Más que nunca, se necesita fortaleza.
Cabo de Guardia
Por supuesto que los hechos de Chiapas del pasado martes 1 de octubre crean alrededor de la Presidenta y del Ejército controversia y politización; este suceso no quedará impune, pero vale la pena esperar a lo que determinen las fiscalías, tanto civiles como la militar.
El actual secretario de la Defensa Nacional demostró su sensibilidad y conocimiento al ordenar de inmediato que sobre los hechos de Chiapas se informara a los medios de comunicación y a la opinión pública sobre qué pasó y cuáles medidas se tomaron respecto a los dos soldados presuntos responsables de lo sucedido.
Aún y a pesar de que la balanza siempre está en contra de los soldados ante hechos como éste, hay que esperar.
Seguro se equilibra.