Considerar a los militares víctimas de la sociedad es tan exagerado como considerarlos victimarios de la misma.
Soldados, marinos y pilotos militares enfrentan diariamente desde hace más de 10 años a la delincuencia, sus causas y consecuencias y, sobre todo, se han enfrentado a la pasividad y en algunos casos complicidad de muchas autoridades de los tres órdenes de gobierno; de lo anterior, con los delincuentes se mantiene una campaña permanente para reducirlos a su mínima expresión, pero con las autoridades, las fuerzas armadas enfrentan el efecto coloquialmente conocido como “el perro de rancho”, es decir, cuando hay fiesta lo amarran y cuando hay “pedo” lo sueltan.
Lo sucedido esta semana en Ciudad Guzmán, Jalisco, donde fue agredido personal de la Armada de México, no es un hecho en el que se pueda culpar a la sociedad, fue un acto criminal donde gracias al adiestramiento del personal naval no pasó a mayores, amén de los daños físicos y materiales sufridos.
El cartel de Jalisco Nueva Generación está herido y perseguido; ahí es cuando comienza la violencia, misma que solamente perjudica a la sociedad.
La denuncia en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde se acusa a personal naval de la desaparición de 31 personas, es a todas luces una campaña promovida por una base social al servicio de la delincuencia.
La restitución del proceso judicial contra los cuatro asesinos y criminales confesos de la muerte de los 43 estudiantes de Guerrero, por un juez de Tamaulipas, se convierte en un acto sin precedente; en primer lugar, por lo débil de la argumentación del juzgador y, por el otro, porque de inmediato comenzaron las voces que quieren implicar por fuerza a personal del Ejército mexicano en el tema.
Al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos deberíamos ponerle un uniforme militar y dejarlo una tarde en Reynosa.
A las diversas ONG que señalan a los militares como victimarios deberíamos ponerlos al frente de los operativos.
¿A ver qué pasa?
Cabo de Guardia
El subteniente Silvano ya está sin novedad.
Tres de Diana
El valor del reconocimiento es un activo propio de quien ejerce un liderazgo positivo y natural entre sus subordinados.
Felicidades a los generales, jefes, oficiales y personal de tropa que el día de ayer recibieron de manos del general Salvador Cienfuegos la condecoración “Distinción Militar”.
No solamente fue a personal en activo, también lo recibieron generales en la honrosa situación de retiro.
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@elibarrola